-La crisis permanente de la agricultura -El estancamiento de sectores industriales tradicionales (Textil, siderurgia, carbón) -El crecimiento de los salarios a un ritmo superior al de la productividad, y los beneficios -Se ralentizó el comercio internacional -Disminuyó notoriamente la inversión en producción -Exceso de la especulación bursátil. Estos desequilibrios redundaron en la crisis de los sectores productivos más dinámicos, se estancó el consumo y la euforia especulativa en las bolsas llevaron al hundimiento de la bolsa el 24 de octubre de 1929.
En las instituciones italianas siempre ha habido fascistas, de allí no se han movido desde hace mucho tiempo y hoy encuentran el momento ideal para hacer de las suyas; la Liga Norte de Umberto Bossi y su alianza con Berlusconi nos dejan pálidos con sus Rondas Padanas o con sus eurodiputados sacados de película de terror como Mario Borghezio. La lista italiana es muy larga, basta con mirar a algunos de sus más insignes hombres como Gianfranco Fini, hoy presidente del Parlamento italiano y fundador de Alianza Nacional, formación que nació de las cenizas del fascista Movimiento Socialista Italiano (MSI), el exministro de defensa, Ignazio La Russa, o el alcalde de Roma, Gianni Alemanno.