La unidad y la disciplina inconscientes son armas de la restauración.

Publicado el 21 enero 2014 por Jmartoranoster

Por Toby Valderrama y Antonio Aponte

  Siempre que una Revolución gira hacia la derecha, hacia la restauración, aparece el llamado a la unidad y la convocatoria a la disciplina inconscientes, sin cuestionamientos. Lo anterior no es una afirmación nuestra, la historia lo certifica. Veamos.
La Unión Soviética cae sin disparar un tiro. En el campo socialista, en el movimiento revolucionario, se desestimaron las advertencias del Che que presagiaban el infeliz desenlace. La disciplina devenida en sumisión no permitió la respuesta del partido ni de las masas.
En China el deslizamiento hacia el capitalismo fue más dramático. El partido comunista se transformó en partido capitalista, todo dentro de la mayor disciplina y desparpajo: en su último congreso, declaran ya, sin ninguna vergüenza, que el capitalismo engulló a los vestigios socialistas.
La unidad sin límites, además de difuminar la ideología que sustenta un proceso, sirve como justificación para truncar una discusión. Así, al tomar la discrepancia como conspiración y las alertas como ayuda al enemigo, se protege el deslizamiento a la derecha, al capitalismo, se impide el balance de lo que se ha hecho, el corregir desviaciones.
Podemos decir que en el fondo de la caída de una Revolución siempre está una mala práctica en la discusión, una persecución de las ideas. Y podemos decir que los grandes líderes revolucionarios han sido siempre grandes críticos y grandes autocríticos.
Al primero de ellos, Chávez, nunca se le ocurrió calificar la crítica de intriga, menos de ayuda al enemigo. Al contrario, tenía a la crítica como preciado instrumento revolucionario. Esta Revolución nuestra nace de una profunda autocritica, o qué es el “Por ahora”.
Lenín nos da una lección cuando se opone a Kerensky y pare la Revolución de Octubre. No cayó en el chantaje de la unidad para evitar el regreso de la monarquía, detectó la trampa de la unidad con la burguesía y avanzó hacia la Revolución.
El pacto de punto fijo nace de una unidad boba. El hecho es reconocido por Fabricio en su carta de despedida al Congreso. La unidad que sirvió para derrotar a la dictadura de Pérez Jiménez, cuando se prolonga más allá del 23 de Enero, nos sumergió en la dictadura del pacto de punto fijo. La derecha interna de la Revolución, que postuló esa alianza con los partidos socialdemócratas, terminó saltando la talanquera, absorbida por el sistema capitalista, hoy están sentados cómodos en la mesa de la unidad.
Es así, la unidad usada sin fronteras, sin contenidos, la unidad por la unidad, es contrarrevolucionaria. ¿Cuál sería el destino de la Revolución Cubana, si Fidel permanece “unido”, respetando la disciplina y la unidad dentro del partido ortodoxo, o en un frente contra batista, junto a prío? ¿Cuál sería nuestra historia, si Fabricio sigue “unido” y disciplinado dentro del partido urd, o subordinado a la dirección de derecha del pcv? ¿Cuál sería la historia de la Revolución Soviética, si Lenin se somete a la unidad de su partido que estaba de acuerdo en la colaboración con Kerensky?
La Unidad correcta es la que propuso Chávez: la Unidad de los Revolucionarios, dentro de ella discutir sin cortapisa, con “Irreverencia y Lealtad” para mejorar, esa es la Unidad que debemos defender.
Nosotros estamos con el Presidente Maduro Moros, que nadie dude, pero preservando nuestro derecho y nuestro deber de discutir, de decir, sin más intención que colaborar para que esta Revolución no se pierda. Y lo hacemos así, porque entendemos que sin discusión la Revolución no tiene futuro. O mejor, la Revolución tendrá la calidad de su discusión.
Sentimos que criticar es amar, que quien no critica no ayuda, y que la mejor ayuda al enemigo es ocultar nuestros errores… Sospéchese de quien no critique. ¡Viva Chávez y su legado original: el Socialismo!