Imagen: canalsolidario.org
¿Por qué si somos más del 50 % de la población de nuestro país no estamos lo suficientemente representadas?
Llevamos prácticamente tres siglos reclamando la igualdad de derechos, pero hoy en día seguimos apreciando desigualdades en multitud de ámbitos.
Nos pasamos la vida teniendo que tomar decisiones que influyen en nuestra vida inmediata y futura y en la de los que nos rodean y aún así, no estamos representadas de igual modo que la otra parte de la sociedad.
Uno de los cimientos de los sistemas democráticos es el principio de la participación plena y equitativa de la sociedad. Son bastantes los progresos legislativos alcanzados en cuanto a la situación de la mujer se refiere, pero, si se hace una fotografía del quehacer diario, se observa que dicha igualdad de oportunidades está mermada porque todavía los hombres y las mujeres no gozan en la práctica de los mismos derechos.
Existe una manera para hacernos oír, para asegurar nuestra participación, unirnos a través del asociacionismo.
El asociacionismo supone la agrupación de personas constituidas para realizar una actividad colectiva de una forma estable, organizada democráticamente. Se persigue con ello la transformación de la realidad a través de la participación social. Es uno de los cauces más eficientes para lograr mejorar el espacio público, es un medio de sumar esfuerzos y compartir ideales a través de las respuestas colectivas. Un instrumento de participación ciudadana con continuidad y proyección en la sociedad.
A lo largo de la historia, han sido grupos de mujeres, los responsables de que hoy en día muchas de nosotras gocemos de una gran cantidad de derechos que antes eran impensables (el voto, la educación, el matrimonio libre,)
Aunque los objetivos de las asociaciones de mujeres son diversos, todos ellos convergen en última instancia en el intento de fomentar la participación activa de las mujeres en todos los ámbitos de nuestra sociedad en condiciones de igualdad de oportunidades.
Por ello, las mujeres no debemos bajar la guardia y tenemos que unir fuerzas para que el tejido asociativo no decaiga y pueda seguir haciéndonos avanzar.
Esta es una crónica especial, de un día como otro cualquiera…
Texto de Tere Henriquez