La Universal - Toti Martínez de Lezea

Publicado el 03 noviembre 2010 por Rusta @RustaDevoradora
Editorial: Maeva
Páginas: 299
ISBN: 9788492695126
Precio: 18,50€
Me interesé por este libro porque Toti Martínez de Lezea es una de mis autoras de novela histórica favoritas. La descubrí hace dos años y medio y desde entonces he leído nueve obras suyas, que se dice pronto. Resulta muy extraño que yo lea tanto de un mismo escritor en tan poco tiempo, pero Toti tiene algo que engancha al lector y en cuanto descubres su obra no puedes parar de leerla. De los libros que he leído destaco La herbolera, Los hijos de Ogaiz y La calle de la judería, además del que os comentaré hoy, aunque la realidad es que no he encontrado ninguno que me decepcionara (quizá Las torres de Sancho por aburrido, pero en los temas históricos está a la altura del resto).

La Universal

La novela empieza el 31 de mayo de 1906 en Madrid, el mismo día en que un anarquista intentó atentar contra los recién casados reyes de España. Antón Ozaeta es un hombre de mediana edad que vive con su mujer y su suegra en un piso de la calle del Rollo. Las cosas se ponen difíciles para la familia cuando la anciana resulta herida en el atentado y su hija deja de salir a planchar para quedarse a su lado. El cabeza de familia tampoco tiene trabajo en su taller, y entre unas cosas y otras al final se le ocurre la idea de convertir el piso en una pensión a la que pone el nombre de La Universal: es la solución perfecta para conseguir ingresos y además le permitirá dar alojamiento a unos conocidos que no tienen dónde ir.

Entre los huéspedes de la pensión se encuentran un profesor en paro, un joven abogado, un anarquista muy visceral, una ex prostituta y una vidente, a los que debemos añadir la criada, el mozo y una muchacha sin recursos que Antón recoge de la calle. Unas personalidades muy variadas que aportan un aire peculiar a la historia, aunque será el abogado quien se lleve el protagonismo, junto al dueño de la pensión. Ignacio Wallinstein trabaja en un bufete donde es el último mono y nunca recibe un encargo importante, hasta que le asignan el caso de la desaparición de un tal Mendoza. Al principio parece que todo consistirá en darlo por muerto para que su viuda pueda recibir su dinero, pero pronto descubrirá que hay intereses ocultos en esta historia y arriesgará su carrera para descubrir la verdad, siempre acompañado por la troupe de La Universal.

A todo esto, enseguida se hace patente que la mayoría de habitantes de la pensión no pueden pagar lo que les corresponde y, como no es capaz de dejarlos en la calle porque les ha cogido cariño, Antón toma una decisión que de entrada parece un disparate: montar un circo. A pesar del disgusto aparente de su esposa, que piensa que ha perdido el juicio, el proyecto sigue adelante y cada uno de los inquilinos empieza a buscar su habilidad para mostrarla ante el público.

Contexto histórico: Madrid a principios del siglo XX

Para quienes conocemos la obra de Toti Martínez de Lezea, La Universal ha supuesto un cambio de registro en toda regla: la mayoría de sus novelas están ambientadas en el País Vasco o Navarra, mientras que esta se desarrolla en Madrid (aunque el protagonista es de origen vasco, eso sí); además, la acción se sitúa a principios del siglo XX, una época mucho más reciente que la que sirve de marco en el resto de su obra. El libro pertenece al género de la novela histórica, pero no cabe duda de que es una novela histórica muy distinta a la que la autora nos tiene acostumbrados.

Aun así, hay algo en lo que Toti no cambia: la ambientación es buenísima, como siempre. Desde las primeras páginas te traslada al Madrid de la época y en los detalles se nota que hay un gran trabajo de documentación a sus espaldas. Si algo tienen las novelas de esta autora, es el hecho de que resultan muy didácticas: siempre te enseñan un poco de historia, y lo mejor es que lo hacen de una forma muy amena, a través de unos personajes entrañables y una historia con gancho. En este caso, la novela me ha parecido interesante por el modo en que plasma las diversas ideologías de la gente, el impacto que supuso el atentado del 31 de mayo, la forma de vida en aquellos tiempos, etc. También relata algunas curiosidades, como por ejemplo el origen del nombre de la calle del Rollo. He disfrutado muchísimo con su lectura, pero a bien seguro que los madrileños todavía la apreciarán más.

Por otra parte, La Universal se sitúa en un periodo histórico en el que España se encontraba en recesión económica. No sé si es casualidad o si Toti escribió el libro pensando en el presente, pero me ha parecido un grandísimo acierto ofrecer un relato cargado de optimismo en plena crisis, especialmente por el hecho de que los personajes utilizan el ingenio para salir adelante y solventar sus problemas de dinero. Está claro que leer el libro no nos va a solucionar la vida, pero te deja con una sonrisa en los labios (y eso, tratando un tema tan delicado ahora mismo, no me parece fácil).

Impresiones

He devorado La Universal con fruición y he cerrado sus páginas satisfecha. Sabía que me enfrentaba a una Toti renovada y distinta, pero ha cumplido mis expectativas con creces: la novela se disfruta de principio a fin, las dos tramas principales están muy bien construidas y el interés no decae en ningún momento. No tiene nada que ver con el resto de su obra, pero en cierto modo pienso que el cambio de registro le ha venido fenomenal: quizá porque escribe sobre una época en la que está menos viciada, el resultado es más fresco y sorprendente.

A los cambios en el contexto debemos añadir unos guiños divertidos de aquellos que sólo un escritor experto es capaz de plasmar sobre el papel. Un sentido del humor sutil, que te mantiene con una sonrisa en los labios y en parte es el culpable de esa frescura que rebosa La Universal. Curiosamente, una de mis novelas preferidas de Toti, La herbolera, tiene un final triste y hay tramos de la historia que desprenden un tono amargo, acorde con las circunstancias que se narran. Me gusta comprobar que esta autora es capaz de convencerme en las dos facetas, la seria y la simpática.
Con respecto al argumento, es digna de mención la forma en que se desarrollan las dos tramas principales y el modo en que conectan entre sí. Por un lado tenemos la pensión-circo con Antón a la cabeza, y por el otro el caso de la desaparición de Mendoza que lleva Wallinstein. Este último habla del tema con el resto de inquilinos y consigue que se involucren e intenten ayudarlo en la medida de sus posibilidades. Reconozco que yo no soy amante de las historias de temas jurídicos ni policíacos, pero esta no es una investigación al uso y la manera en que los personajes conversan y hacen planes para averiguar cosas me ha parecido muy curiosa. Sin embargo, esto también es uno de los escasos defectos que le veo al libro: a veces abusa de las casualidades. Entiendo que en la ficción todo está permitido, pero hay dos situaciones en concreto que me parecieron excesivas (el momento en que Wallinstein ve a cierta señorita por casualidad y los comentarios que oye en la presentación del circo). El otro fallo que le encuentro es el hecho de que la trama del abogado se hace un poco enrevesada en determinados momentos, principalmente porque los nombres de los familiares y el parentesco entre ellos puede llevar a la confusión. De todas formas, son pequeños errores que no alteran mi percepción general de la novela.

Por otra parte, y como era de esperar, el libro está muy bien escrito y engancha desde la primera página aunque no sea el típico best seller. Alterna partes de descripción y de diálogo de tal modo que resulta informativo y ameno al mismo tiempo, sin aburrir. En general, todas las novelas de esta autora tienen historias con gancho que te aportan algo más que entretenimiento. Pese a no gozar de una gran popularidad, Toti Martínez de Lezea es una de las mejores autoras españolas de novela histórica, así que cuando nos acercamos a una de sus novelas sabemos que estamos ante una obra de calidad.

Conclusión

Aunque no sea un libro diez, sin duda es de lo mejorcito que he leído últimamente y he disfrutado mucho con su lectura. En esta ocasión, Toti Martínez de Lezea nos presenta un surtido de personajes carismáticos que conviven en una pensión y en cierto momento deciden montar un circo para salir adelante, además de una trama de investigación que consigue despertar el interés del lector. Curioso, fresco, agradable, simpático… Son muchos los términos que se me ocurren para definir el libro, pero lo que más pesa en mí tras terminarlo es el recuerdo de la sonrisa que supo sacarme desde la primera hasta la última página. Lo pongo al nivel de La herbolera, Los hijos de Ogaiz y La calle de la judería, mis favoritos hasta ahora. Si ya conocéis a Toti, no os podéis perder su última novela porque os sorprenderá y encantará a partes iguales, y si todavía no habéis leído nada suyo, esta puede ser una buena opción para descubrirla. ¿A qué estáis esperando?
Mi valoración: 8/10