La Universidad de Gante (UGent) en Flandes, Bélgica, quiere que sus estudiantes sean capaces de pensar por sí mismo y no tragar todo lo que se les cuenta. Tener ideas propias, no aceptar per sé ideas convencionales y ser capaces de contradecir o relativizar.
Según el Rector de la UGent, Rik Van de Walle: “Hay una necesidad de personas e instituciones que se atreven y a las que se les permite contradecir. Una de las misiones de la UGent es ayudar a los jóvenes a desarrollar un espíritu crítico e independiente.”
Para comprobar ese espíritu en sus estudiantes, la UGent hizo un test original que llamaron “Atrévete a Pensar”. Tres profesores hicieron un experimento social en el que daban clases usando intencionadamente afirmaciones falsas o dudosas para ver hasta qué punto los estudiantes se atrevían a contradecirles. Lo hicieron el Profesor de Antropología Social, Johan Braeckman, la de Emprendimiento, Mirjam Knockaert, y el de Medios, Tecnología e Innovación, Lieven De Marez. Cuando al final de la clase preguntaban a los estudiantes qué opinaban, algunos se atrevían a contradecirles. Excepto en una clase donde no se atrevían a hablar aunque se veía en sus caras las dudas o la desaprobación. Esto pasaba en una aula con numerosos estudiantes.
La UGent hizo también un experimento fuera de las aulas, colocando carteles anónimos con afirmaciones provocativas tales como por ejemplo: “La pobreza es una enfermedad hereditaria”,
o “La circuncisión femenina es la mejor manera de evitar infecciones”.
No pasó mucho tiempo hasta que aparecieron escritos críticos y de protesta sobre los carteles.
Es más fácil protestar en el anonimato…