John Updike
El director de origen suizo pero nacido en Teherán (Irán) Barbet Schroeder,es uno de los cineastas más prolífico y rentables de la cinematografía europea, principalmente de la francesa, en donde tuvo su formación y escuela junto a directores como Jean Luc Godard o Jacques Rivette. Este multinacional realizador,- que a los 23 años formó una productora junto a Eric Rohmer-, es y ha sido un cineasta que no sólo se ha adaptado a su entorno, sino que ha convertido sus gustos, pensamientos y percepciones en películas excéntricas y difíciles de catalogar, que perfectamente encajaban en el mundo de la Nueva ola, sin embargo, su adaptabilidad lo ha llevado al cine hollywoodense, realizando producciones de cierto éxito, y dándose el gusto de realizar trabajos de bajo presupuesto con respuesta tanto de crítica como de público.Schroeder, que creció en África Central, vivió unos años en Colombia y finalmente se estableció en Francia como director y productor en donde generó algunas de las películas más interesantes de la Nueva Ola, gracias no sólo a su imágenes sino a los sonidos experimentales de Pink Floyd, grupo que realizó la música de sus dos primeras obras: More y en el caso que nos interesa, La Vallée, película de la que vamos a escribir.
Fuente: http://www.barbetschroeder.com/movies/the-valley-1972/
La Vallée, es la segunda película de Schroeder, quien firma el guión junto a Paul Gégauff, relato que nos ubica en Nueva Guinea Australiana, y el viaje como búsqueda de una especie de paraíso, que se encuentra en el medio de una zona desconocida cubierta por una neblina que la hace en cierta forma inexplorable.
Esta película inicia con Viviane (Bulle Ogier), la esposa del cónsul francés en Australia, la cual pasa sus días buscando exóticos elementos para revender en su natal Francia, en este caso, son las plumas de un ave en peligro de extinción, y con esta excusa Viviane empezará no sólo un idilio con Olivier (Michael Gothard) un explorador, sino una travesía que también la afectará espiritualmente, junto al grupo de exploradores al que pertenece Olivier junto a dos mujeres, una especie de líder espiritual y un niño, que recorrerán un camino en el que se irán transformando como el propio paisaje.
Este largometraje que cuenta con la fotografía de Nestor Almendros, la música de Pink Floyd, y con una de las musas del cine francés de los años 70, es una excusa para documentar a la Tribu Mapuga, y poner en contexto no sólo el "hippismo" de la época, sino las diferencias culturales del europeo con esta tribu, y esa búsqueda espiritual, que iba acompañada del mismo recorrido. Schroeder, no sólo nos muestra la cultura de esta tribu, sino que le mismo equipo de producción (13 en total contando a los actores) se imbuyen en esta aventura que no sólo está en el celuloide sino en la misma realización de ésta.Almendros y Schroeder, logran con pocos medios - no sólo económicos- generar una naturalista pero consecuente película, en donde vemos reflejada la imaginería cultural de occidente, en una transición que querían absorber del mundo aborigen (exótico) tanto de sus costumbres como de su estilo de vida.