Se la conocía como "La Valquiria del piano" y hay quien dice que fue la mejor pianista de América Latina de todos los tiempos y de las más importantes del mundo. Una vida llena de éxitos, aunque también de dramáticas decisiones, como tener que abandonar a su primera hija, llenaron la existencia de Teresa, cuyo talento al piano fue aclamado por los más grandes intérpretes y compositores de la música clásica.
Su nombre completo era María Teresa Gertrudis de Jesús Carreño y García de Sena y había nacido en Caracas el 22 de diciembre de 1853. Teresa descendía por vía materna de Simón Bolívar. Hija de una familia acomodada, empezó a tocar el piano junto a su padre cuando era solamente una niña. Descubierto el talento de la pequeña, se le facilitaron algunos de los mejores maestros de la ciudad.
En 1862, las turbulencias políticas del país obligaron a la familia a dejar Venezuela y emigrar a Nueva York. Allí continuó con sus clases de música y empezó a dar conciertos privados para los amigos de la familia que también habían emigrado a los EEUU. Teresa compuso entonces un vals en honor a uno de sus maestros de la Gran Manzana, Louis Moreau Gottschalk. La fama de la joven fue tal en aquellos tiempos que antes de que terminara el año de 1862 ya estaba dando conciertos en lugares emblemáticos como la sala Irving Hall o la Academia de Música de Brooklyn. Al año siguiente, tocaba para el mismísimo presidente Abraham Lincoln en la Casa Blanca. Desde entonces, su carrera sería imparable.
Con nueve años debutó en la con la Orquesta Sinfónica de Boston y con la Filarmónica de Londres y a los trece, su familia viajó con ella a París para continuar con su carrera como pianista. Debussy, Liszt o Rossini cayeron rendidos a sus pies. Teresa volvió a cruzar el charco para dar una gira por distintos lugares de América, desde la Habana hasta Filadelfia.
En 1873 se casó con un violinista llamado Emile Sauret con quien tendría una hija. El matrimonio duró poco, pues Emile era hábil con el violín, pero irresponsable como persona. La muerte de sus padres aquellos años y la separación matrimonial supusieron un duro golpe económico para ella hasta el punto que tuvo que abandonar a su hija y dejarla a cargo de una amiga que la adoptó con la condición de no volver a verla nunca más. En 1876 conoció en Boston al barítono italiano Giovanni Tagliapietra con quien se casó ese mismo año y fundaron juntos una compañía musical. Carreño-Donaldi Operatic Gem Company fue todo un éxito, lo que permitió a Teresa volver a tocar y tener una vida holgada. De su segundo matrimonio nacieron tres hijos.
Los siguientes años tocó en EEUU y Canadá y en 1887 regresó a su Venezuela natal donde, sin embargo, no recibió los aplausos esperados. Dos años después se separaba por segunda vez y se marchó con sus hijos a Alemania donde continuó con su carrera como concertista debutando en la Filarmónica de Berlín. En 1892 se casaba de nuevo, esta vez con su cuñado y también pianista Eugen d'Albert con quien tuvo dos hijas. Fue entonces cuando alcanzó la fama soñada, tocando por las principales ciudades alemanas y europeas donde el público y la crítica cayeron rendidos a sus pies y bautizándola como la "Valquiria del piano".
Convertida en toda una celebridad, en 1897 triunfaba en el Carnegie Hall de Nueya York y en 1916 volvió a tocar en la Casa Blanca, esta vez para el presidente Woodrow Wilson. Un año después regresaba también a Cuba, donde tocó con maestría junto a la Filarmónica de La Habana. Ya entonces su salud empezó a quebrarse. De vuelta a la Gran Manzana, Teresa Carreño falleció el 12 de junio de 1917 en Nueva York. Sus restos mortales fueron trasladados a Venezuela por expreso deseo de Teresa.