Enriqueta era una mujer fría y extraña. Nacida en 1871 en una pequeña localidad catalana, se trasladó a Barcelona para ejercer de niñera; pero muy pronto se dió a la vida de la prostitución. A pesar de su caracter contrajo nupcias con un pintor del pueblo. El hombre, perplejo ante la afición de su esposa por seguir frecuentando los burdeles y antros de vida nocturna, acabó abandonándola. Su gusto por los hombres y el dinero la dominaban; pero no es esto lo que hizo a Enriqueta pasar a la historia como: " La vampira de Barcelona".
Corazón de hiel:
De día mendigaba,envuelta en harapos por las calles, acompañada por los mismos niños que luego
El día que la policía invadió su piso, alertados por la noticia de una vecina que decía haber visto una niña increíblemente parecida a la que se denunciaba como desaparecida, encontraron en una habitación mohos y oscura, un espectáculo terrrífico.
Teresita, los dulces y el pañuelo negro:
Los rumores de que había alguien llevándose a los niños en las calles de Barcelona fueron tomados al principio como una mentira ideada por los padres para asustara sus hijos. El gobernador de aquel entonces se puso morado negando dichas desapariciones hasta que la noticia de la ausencia de la pequeña Teresita Guitart alcanzó los diarios.
La pequeña fue atraída por Enriqueta, quien le ofreció dulces y se la llevó consigo. Teresita, al percatarse que se estaba alejando demasiado,intentó volver,pero la mujer le cubrió la cabeza con un pañuelo negro y lallevó a su piso, le cortó el pelo y le dio un nuevo nombre: Felicidad.
Fue allí donde la vecina la vio asomada a la ventana y donde la policía irrumpió alertados por la denuncia.
¿ Gallinas?
El 27 de febrero de 1912, a primera hora de la mañana, insistentes toques en la pueta despertaron a Enriqueta.
— Buenos días — Saludaron los polcías — Hemos recibido denuncias de que tiene usted gallinas y hemos venido a inspeccionar su domicilio.
Enriqueta quedó perpleja. Los astutos oficiales actuaron con rapidez y se dirigieron con dulzura a la pequeña de cabellos cortos.
— ¿ Cuál estu nombre cariño?
— Felicidad—. Contestó la niña.
— ¿ Seguro que no te llamas Teresita?
La pequeña titubeó.
— Aquí me llaman Felicidad—. Añadió.
Enriqueta alegó que se la había encontrado en las calles y que la otra pequeña a su lado era su hija,Angelita. Al ser interrogadas las niñas relataron ver como su captora mataba,con un cuchillo a un pequeño en la mesa de la cocina.
Se encontró un saco con un traje de niño, y un cuchillo ensangrentado.En la habitación de los horrores hallaron huesos humanos, centenares de tarros con sangre y grasa humana; pero en otra parte de la casa descubrieron una habitación lujosamente decorada. Dentro había trajes de niños y niñas, pelucas y cartas escritas en código, con extrañas firmas.
Enriqueta nunca admitió nada más allá de ser una talentosa curandera, que empleaba los retazos de los cuerpos de los pequeños para hacer poderosos mejunjes que podían combatir las más fieras enfermedades.
El caso por la por el proxenetismo de los niños no fue investigado. Gracias a sus clientes en las más altas esferas de la sociedad, quedó escondido entre las capas y capas de burocracia del gobierno de la época.
" Cómo sé que me subiran al patíbulo quiero que conmigo suban los demás culpables". Fue su única advertencia.
¿Por fin la verdad ?
Más adelante se comprobó que los huesos hallados no eran de un niño, sino que pertencían a un adulto de veinticinco años. Muchos dicen que era tanta la corrupción que se extendía en todo el negocio de Enriqueta que la verdad es difícil de determinar; incluso hay quines aseguran que esa fue la causa de su propia muerte: ajusticiada en su celda por orden de algún poderoso; pero segun algunos investigadores la mujer murió a causa de cáncer de útero y el secuestro de los niños se debía solo a un trastorno mental nacido a causa de su imposibilidad para procrear.
Incluso ha llegado a especularse que su historia fue manipulada a própisto por la prensa y la sociedad de la época, que encontró en ella la culpable perfecta y la convirtió en leyenda negra. De una manera u otra, la difunta no deja de ser un perfecto ejemplo de los monstruos que viven entre nosotros.