El viento está rolando en Cataluña y no a favor de los separatistas. Se comprobó este miércoles en un editorial de su periódico más importante, La Vanguardia, que apoyaba habitualmente a la Generalidad pero que ahora parece haberle dado la espalda.
La Vanguardia se había vuelto tan nacionalista que despidió hace tres semanas a Gregorio Morán, desde hace treinta años su columnista más independiente, él sí, por un artículo denunciando las simpatías independentistas de los medios catalanes, incluido el suyo.
LV aparece ahora con el editorial “Convivencia” en el que admite que en la manifestación de la Diada del pasado lunes hubo muchos participantes llegados de fuera de Barcelona, “dato que consignar”, es decir, que dominó la Cataluña profunda.
No lo señala, pero acepta indirectamente que la manifestación fracasó: fue la menor de las seis habidas desde 2012, cuando por ser la definitiva antes de la independencia tendría que haber superado los 1,8 millones de asistentes de 2014.
Se quedó en medio millón, como afirmaron varios medios nacionales, en 225.000 que contó Sociedad Civil Catalana, 350.000 de la Delegación del Gobierno, pero nada del millón que dijo la siempre pronacionalista policía municipal.
Al elaborar su editorial La Vanguardia sabía que José Luis Trapero, el Mayor de los Mossos d’Esquadra, cargo político-profesional recientemente nombrado por los independentistas, había obedecido y enviado este martes a sus 17.000 policías la orden de la Fiscalía de requisar todo material del referéndum ilegal del 1 de octubre.
Ha debido sentarle muy mal a Puigdemot y sus declinantes huestes lo de Trapero y que su periódico afirme que “La voluntad real de los catalanes sólo se podrá verificar en unas nuevas elecciones (autonómicas, aclaración del cronista) que posiblemente tengan lugar antes de que llegue el próximo verano”.
Todo lo anterior lo sintetiza este recordatorio aparecido en un trabajo del profesor José Luis Masegosa para el Grupo de Estudios de Seguridad Internacional, GESI:
"Las ideas caen desplomadas en cuanto tosen fuertes los intereses”.
Benito Pérez Galdós, en sus episodios nacionales (España sin Rey), puso esta frase en los labios de la Marquesa viuda de Subijana, de abolengo carlista pero agradecida al gobierno revolucionario del General Prim de 1869 que le había devuelto sus propiedades y el bienestar perdido en la primera guerra carlista.
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SALAS