El dos de mayo de 2011 y tras un operación de precisión quirúrgica, Estados Unidos anunció a bombo y platillo que habían acabado con la vida del enemigo público más buscado del mundo en Abbotabad, un apacible pueblecito paquistaní ubicado a 170 Km. de Islamabad, borrando de un plumazo en el imaginario colectivo las hipótesis de que el líder de Al Qaeda se encontraba escondido en alguna cueva perdida entre las montañas y puso en entredicho el compromiso de Pakistán en la cruzada internacional contra el terrorismo. La noticia creó un tsunami periodístico, volvió a sumir en tinieblas las relaciones entre Pakistán y USA y alimentó de nuevo al monstruo de Al Qaeda, relegada al olvido durante el huracán revolucionario del mundo árabe. Un renacimiento que había empezado con el asesinato de Arrigoni en Palestina, seguido de una bomba que estalló en la plaza Yamaa Fna de Marracheck y a escasos meses del inicio escalonado del plan de retirada del grueso de las tropas internacionales en Afganistán con unas elecciones estadounidenses a la vuelta de la esquina y la figura del presidente de Estados Unidos puesta en tela de juicio... ¿Demasiadas coincidencias? La asidua honestidad brutal a la que nos tenía acostumbrado el antiguo dirigente de Estados Unidos pronto volvió a inundar las televisiones y rotativos de todo el mundo: “Ha sido la venganza de la democracia” anunciaba George W. Bush. Obama por el contrario fue más comedido y anunciaba que por fin se había hecho justicia. ¿Cómo se puede hablar de justicia o venganza de la democracia?, se pregunta Syed Liaqat Banori, presidente de Society for Human Rights and Prisoners´Aid, y añade: “Ha sido una violación de la soberanía del país y de los derechos humanos. No hubo juicio, ni abogados. Como defensor de los DDHH me planteo si en estos casos especiales es justificable el asesinato, y por ende, si lo podríamos aplicar a la tortura. No lo creo. Me da miedo que pueda desembocar en un blanqueo de las conciencias que defienden a ultranza las cárceles secretas o Guantánamo. ¿Por qué se tiró el cadáver al mar tan rápido y se difundió una foto falsa?”Mientras la administración Obama sacaba a cuentagotas una información que supuestamente debía haber estado estudiada al milímetro para no alimentar el apetito monstruoso de la teoría de la conspiración, los lugareños no daban crédito de la noticia. Nadie podía imaginarse que detrás de estos altos muros coronados de alambre de espinos albergaba la guarida del enemigo número uno de Estados unidos. El complejo, aislado al resto de las viviendas, y rodeado de instalaciones militares, apenas recibía visitas. Tras conocerse la noticia, vecinos, periodistas y curiosos invadieron los alrededores de la finca.Tras impedir que Pakistán participase en la operación, Los militares paquistaníes han empezado a agitarse y expresar su malestar por la actuación del EEUU en la captura de Osama bin Laden y por las declaraciones del director de la CIA, León Panetta, afirmando que se ocultó la operación 'Gerónimo' al gobierno pakistaní por temor a que los militares pusieran a salvo a Bin Laden. Imtiaz Gul“ periodista paquistaní, escritor de The Unholy Nexus: Afghan-Pakistan Relations under the Taliban Militia, y "The most Dangerous place" alerta de que la muerte de Osama no significa que vayan a desaparecer los problemas que Pakistán está atravesando ahora. Los militantes islámicos, los talibán emplazados en las zonas fronterizas, así como los que les apoyan dentro de país. Si bien la muerte de Osama va a ayudar a la estrategia de iniciar la retirada de las tropas de Afganistán, una retirada parcial, las agencias de inteligencia americanas y los aparatos de seguridad nunca han confiado ni en el gobierno Pakistaní ni en las clases dirigentes. Por estas razones no se le informó a Pakistán de la operación”, concluye el analista. Pese a la eliminación de la cúpula de Al Qaeda, Pakistán continúa inmerso en aguas enturbiadas. Según el último informe publicado por la Comisión Independiente por los Derechos Humanos de Pakistán, más de 2.500 personas murieron a causa de la violencia y 5.000 resultaron heridos durante el 2010.Secuestraron a su marido hace seis años. Amina jamás olvidará esa mañana de junio de 2005, reinventada, en que su marido nunca volvió a aparecer por casa. Tras varios años de ausencia, decidió crear un organismo de presión ( Defence of Human Rights of Pakistan) para exigir a las autoridades paquistaníes la puesta en libertad de su marido: “ Mis lágrimas son las lágrimas de miles de mujeres y hombres paquistaníes que han desaparecido en nombre de la lucha contra el terror. No importa lo que pase, seguiremos exigiendo justicia”áá