La verdad necesita de muchos silencios

Por Emmaamme

La Verdad necesita de muchos silencios para poder ser escuchada. El único ruido que existe procede de nuestra mente, por mucho que parezca que viene de fuera. Según lo agitada que esté, el canto de un pájaro puede elevarte al cielo o encolerizarte hasta hacerte explotar. Depende de lo “centrados” que estemos en ese momento, de lo conscientes que seamos, escogeremos una opción o la otra.

La Mente no es nuestra enemiga como muchos quieren hacernos creer. Forma parte de nosotros igual que el Corazón. Por mucho que lo intentes, jamás la dejarás en blanco porque siempre, siempre, siempre está coloreándose. Ésa es su función. Y la tuya, la mía…es apreciar, aceptar, disfrutar y amar cada dibujo que nos regala, cada espejo de nuestro interior que nos muestra, cada sonido con el que nos deleita y cada pensamiento con el que nos piensa.

Ser su amiga, su cómplice, no una esclava ni una prisionera sino su más fiel compañera. Llevarla a nuestro terreno no ir ciegos al suyo, siguiendo el rebaño de sus argumentos. “Nosotros” somos los que la conducimos, no al revés.

Cuanto más queramos luchar contra ella más estaremos rechazándonos, más estaremos huyendo de lo que ES en ese momento, de la Vida, del Presente. Observar es la clave, sin apegarte, sin identificarte, sin Creerte nada de lo que te cuentas, de lo que te dices. Sólo observar tu película, sin juzgarte, sin condenarte, sin machacarte, sin castigarte. Y si lo haces, no pasa nada. Observa eso también y suéltalo, suéltalo, suéltalo… Todo está bien. Todo es perfecto. Tú eres perfecta.

Cuando te permites Sentir lo que sientes, las etiquetas de bueno y malo desaparecen porque ya no les tienes miedo, ya no te tienes miedo. Cualquier emoción, cualquier sentimiento es bienvenido. Si ha llegado a ti es PARA algo. Si le cierras la puerta en las narices, volverá a llamar, una y otra vez, hasta que le hagas caso, hasta que le abraces y le dejes SER, hasta que te hagas caso, te abraces y te dejes SER.

No es lo que sentimos es el peso que le damos a ese Sentir el que nos provoca el dolor, el sufrimiento. Son las definiciones que les hemos colgado, las creencias que les hemos instaurado. Los niños ríen, lloran, se enfadan, patalean con total libertad, sin remordimientos, sin culpas, sin vergüenzas, sin exigencias, sin ningún sentido más que el de expresarse, que el de manifestarse tal y como son. A medida que van creciendo, van perdiendo esa espontaneidad, esa autenticidad, esa Verdad, siendo manipulados y mal-educados por todo aquello y aquellos que les rodean, consciente o inconscientemente. Les transmitimos nuestros miedos y ellos se los tragan con patatas para que no les dejemos de Amar, consciente o inconscientemente también. 

Y así es como el pez se muerde la cola… hasta que llega un día que está tan mareado que no le queda más remedio que PARAR, vomitar todo lo que ha engullido y empezar a NADAr, que es para lo que ha nacido.

La Verdad, tu verdad, se halla en tu Silencio, y a él accedes dejando de perseguir tantas cosas, tantas misiones, tantos destinos, tantas metas y tantas misiones, …

  • Cuando te respondes en lugar de preguntarte,
  • cuando te encuentras en lugar de buscarte,
  • cuando te amparas en lugar de abandonarte,
  • cuando te callas con un beso,
  • cuando te hablas con caricias,
  • cuando te miras con el corazón,
  • cuando le tiendes una mano a tus miedos, a tu inseguridad, a tu cobardía, a tus rencores, a cada una de tus envidias y de tus mentiras,
  • cuando te subes a tu pedestal y lo bañas de humildad,
  • cuando le enciendes una vela a tu sombra para que no vuelva a caminar a ciegas nunca más.

Ninguna palabra es capaz de explicarte, de definirte, de escribirte o de contarte. Lo que Eres sólo puede ser Sentido, únicamente por ti, por nadie más.

¿Quieres saber quién eres? Escúchate atentamente y luego, si así lo deseas, déjate llevar por la melodía que aparecerá. No podrás cesar de bailar, de bailarte, a tu propio ritmo, con tu eterno compás.

“El Silencio lleva en si tu Voz,

como el nido la música de sus pájaros dormidos”

-Tagore-


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