La admiración que el escritor Marcus Goldman siente por el que fuera su maestro literario, Harry Quebert, marca el inicio de la novela, cuando el joven neoyorquino vuelve a refugiarse en New Hampshire en busca de una inspiración que cree perdida tras el monumental éxito de su primera obra. A partir de ahí, todo se irá acelerando, y Dicker empieza a suministrar pequeñas píldoras de efectos tan alucinógenos como retardantes: el hallazgo del cadáver de Nola Kellergan en el jardín de Quebert, el descubrimiento de la pasión que el escritor mantuvo oculta, treinta y tres años atrás, por la quinceañera Nola, una suerte de Lolita campestre, la cerrada sociedad de una pequeña localidad como Aurora, e incluso los entresijos del siempre voraz mundo editorial norteamericano, donde el marketing y la publicidad pasan por encima de la literatura como apisonadoras borrachas.
Con una estructura muy ágil, Dicker nos permite seguir la investigación que Goldman emprenderá para limpiar el nombre de su mentor, al tiempo que nos presenta una galería de personajes que no tiene desperdicio: el predicador atormentado, la camarera insatisfecha, el chófer discriminado, el rico que intenta limpiar su conciencia, el policía pueblerino, el editor carroñero, el agente federal descreído, la jovencita fácil de ilusionar…, y sobre todo, los dos escritores que han tratado de construirse su propia imagen gracias al triunfo literario. Eso sí, que nadie se relaje durante la lectura, porque las sorpresas irán cayendo como fruta madura, y los juegos mentales y nemotécnicos que irá proponiendo Joël Dicker harán cierta una de las frases que Harry Quebert le regaló a su discípulo Goldman: “la mejor novela es aquella que nunca deseamos terminar de leer”. Algo así experimentará el lector cuando se decida a abrir las páginas de esta novela y poner en marcha su diabólico mecanismo.
La verdad sobre el caso Harry Quebert. Joël Dicker.Alfaguara. Madrid 2014. 672 páginas. 22 euros.(LA VERDAD, "ABABOL", 17/5/2014)