La lotería me ha dado la espalda otro año más, aunque, en honor a la verdad, debo decir que no jugaba más que cuarenta euros, distribuidos en pequeñas participaciones compartidas con compañeras y compañeros del trabajo y con la familia. En realidad, nunca compro lotería, salvo en estas fechas y siempre he vivido como ajenos los sorteos, los premios y los amplios reportajes en radio, televisión y prensa sobre la alegría de las personas afortunadas. Me pregunto ahora quién se beneficiará de la privatización de la lotería y no dejo de pensar que el gordo le caerá esta vez a quien se haga con este negocio que el Gobierno Zapatero pondrá en manos particulares.
El número de la suerte eclipsará hoy otras informaciones tan o más importantes, que pasarán a segundo plano. Una de ellas, hace referencia a un dato que habrá caído como un jarro de agua fría en el Gobierno vasco. El 61 por ciento de la ciudadanía tiene poca o ninguna confianza en el Ejecutivo López. Claro que nadie debe extrañarse si tenemos en cuenta que el lehendakari recibe una puntuación del 4,3 por ciento, por detrás de Aintzane Ezenarro, Patxi Zabaleta e Iñigo Urkullu. No quiero ser suspicaz, pero me llama la atención que este estudio se haya dado a conocer casualmente un día como hoy, en el que la lotería centra toda la atención.
La mitad de la población, entre la que me encuentro, cree que el Gobierno del PSOE no sabe cómo resolver los problemas más acuciantes del país. Tiene su lógica. El Ejecutivo, desde su constitución hace más de año y medio, ha centrado toda su atención en la lucha contra el terrorismo y resulta que esta materia ocupa el séptimo lugar en las preocupaciones de la ciudadanía. El empleo, la protección del trabajo, la política económica, la sanidad, la vivienda, la educación y los servicios sociales son las cuestiones que nos roban el sueño, por mucho que el Ejecutivo insista en hacer bandera de su presunta eficacia frente a ETA.
En este contexto, y con esto termino, la lotería para mí es constatar que Cayo Lara es el político estatal mejor valorado en Euskadi. Méritos le sobran y razones también. No me cabe ninguna duda. Sólo así se explica que un político al que los medios de comunicación silencian y cuyos mensajes no llegan, salvo en contadas ocasiones, a los medios de comunicación sea reconocido por la sociedad vasca y sobre todo cuente con tan buena prensa. También se puede concluir que la ciudadanía sabe quién actúa con integridad, coherencia y principios, y quién actúa desde la prepotencia, la soberbia, la imposición y la insolidaridad. Buen día.