De manera que se abre el telón liguero en el Sánchez Pizjuán. Me sorprende (ya hablábamos el año pasado de la extrañeza que causa fuera de Andalucía esa falta de “empatía” entre los clubes andaluces) que la primera noticia que me llevo a la boca acerca del derbi andaluz sea que la Comisión Estatal contra la Violencia haya declarado el partido de alto riesgo. Si a estas alturas de la película, cuando todavía no han salido los créditos iniciales, ya andamos metidos en semejantes berenjenales pues me digo que mal andamos.
Cierto es, y esto es puro criterio externo de onda expansiva, que el Málaga ha ganado ya a priori la primera batalla mediática, que es quizás, por encima del resultado del domingo, el partido más importante. Poco se ha hablado del equipo de Nervión este verano, por no decir la del niente del italiano, y mucho del Málaga del Jeque y Pellegrini y Hierro y su pléyade de fichajes. El Málaga ha fagocitado en los medios exteriores al, en teoría y práctica, primer equipo andaluz de la cohorte. A tal punto que para muchos aficionados, para esos que miran de reojo todo lo que no sea Madrid o Barça, la primera noticia sevillista que han recibido en el ala ha sido la eliminación del Sevilla en primeras nupcias de la UEFA. Perdón, Europa League.
Aún así, trasciende la sensación allende Despeñaperros de que es el Sevilla, y no el Barça, la primera piedra de toque para el Málaga. El camino más largo que pueda recorrerse siempre empieza por un primer paso; el Málaga, con su descomunal inversión jequeticia, juzgan los (in)expertos parece haberse colocado a la altura del grupo B, aspirantes a Champions y púgiles por Europa, y seguramente bueno sea para el personal malagueño tirarse de primeras a degüello de esa Liga que lanzarse, a piñón batiente, contra Los de la Liga de Dos.
Perdonen la molestia y ruego borren la palabra “degüello” que luego puede venir AntiViolencia a imponerme suplicio de cadalso.