Las mini-memorias tipo "la vida a ratos" debieran ser un género en sí mismas, porque pueden dar momentos distendidos y graciosos como éste o verdaderas maravillas, como los Cuadernos de Lanzarote de Saramago y los Diarios terminales de Sándor Marai.
No agrandará demasiado la figura literaria de Millás, pero se agradece su lectura en estos días para sacarle hierro a lo que vemos y padecemos. Sigue siendo Juanjo El Gamberro y yo soy fan dedicado porque además su persona/personaje me cae extraodinariamente bien, tanto que hasta...he comprado este libro en edición digital.
Entre eso y que me he suscrito a El País (me ha parecido de justicia por mantener abierta toda la información sobre el puñetero coronavirus) , el siguiente paso será buscar una receta de Trankimazin.
Estoy haciendo ya demasiadas cosas raras.