La vida ante sí

Publicado el 14 febrero 2012 por Isladesanborondon


“Una o dos veces por semana venían a casa bastantes madres, pero siempre era para ver a los otros. En casa de la señora Rosa casi todos éramos hijos de putas y cada vez que alguna se marchaba a provincias para buscarse la vida durante unos meses, pasaba a ver a su crío antes y después del viaje. Así fue como empezaron los problemas con mi madre. Me parecía que todos tenían menos yo. Y comencé a tener calambres en el estómago y convulsiones para hacerla venir. En la acera de enfrente, había un chico que tenía un balón y que me había dicho que su madre venía siempre que le dolía la barriga. Yo tuve dolor de barriga, pero nada. Luego tuve convulsiones, y tampoco. Hasta empecé a cagar por todo el piso. Nada. Mi madre no vino y la señora Rosa me llamó moro de mierda por primera vez, porque ella no era francesa. Yo le grité que quería ver a mi madre y seguí cagando por toda la casa durante unas semanas para vengarme. La señora Rosa acabó por decirme que si no paraba me llevaría al hospicio, y eso me dio miedo, porque el hospicio es lo primero que se enseña a los niños. Seguí cagando por principios, pero no era vida.” (La vida ante sí. Roman Gary. Premio Concourt en 1975)