* Crítica de 'La vida de Brian' ('Monty Python's Life of Brian'; Gran Bretaña, 1979), de Terry Jones, con Michael Palin, Eric Idle, John Cleese, Terry Gilliam, Terry Jones y Graham Chapman.-
Una comedia descacharrante e irreverente, obra cumbre en la que se quintaesencia el talento y la imaginación de este grupo de humoristas británicos, y que, pese al tiempo transcurrido (casi cuarenta años han pasado desde la fecha de su estreno) y el 'peso de la púrpura' que le supone el cargar con la condición de obra de culto —de un grupo de culto—, se puede seguir viendo a día de hoy con idéntico regocijo al que tuvieron ocasión de experimentar l@s atónit@s espectador@s que se la encontraron en las pantallas cinematográficas allá por el año de gracia de 1979. Algo que tiene que ver no solo con la frescura e inteligencia de un humor desplegado en una sucesión excelsa de gags cuyo nivel no afloja en ningún momento —y en los que la omnipresencia de los miembros del grupo, a través de la interpretación de múltiples personajes por parte de cada uno, se hace un elemento fundamental—, sino, muy especialmente, con la universalidad e intemporalidad de su carga crítica: los dardos que los Python lanzan —a través de un humor que combina lo naif con lo absurdo—, contra los más variados campos de la irracionalidad humana (desde la alienación política y religiosa, hasta el morbo y volubilidad de las masas) seguirían encontrando hoy numerosas dianas sobre las que hacer blanco.
Que La vida de Brian se haya convertido, en tan relativamente poco tiempo, en un clásico, celebrado por millones de fieles seguidor@s a lo largo y ancho del planeta, no obedece sino a sus méritos y bondades; a la forma, casi mágica, en que conjuga lo muy británico de su componente cómica con un toque más 'abierto' que lo hace asumible por gente de otras mentalidades, otras culturas; a la circunstancia de que, pese a su contundencia crítica, pese más lo amable e hilarante de sus episodios (en los que hay cera para repartir por igual entre judíos y romanos, en un equilibrio exquisitamente british) que la posible acidez de su mensaje (por encima de todo, las risas...); a que, desde su más absoluta falta de pretenciosidad (y de pretensiones), no deja de ser lo que es. Una comedia redonda, apta para grandes y pequeñ@s, y cuyo visionado siempre proporciona aquello que cabe pedirle a una buena comedia: que te lleve a contemplar, aunque solo sea por un rato, la cara brillante de la vida. No crean que es poca cosa, en los tiempos que corren...
CALIFICACIÓN: 8 / 10.-