La vida de Pi un poquito spoileada
9/10
No quería hacer una crítica de esta película pues ya ha sido estupendamente comentada por Shaoran, y muchas y muy buenas creaciones hay en el mercado como para darle vueltas a las mismas, pero ha sido tan peculiar mi relación con este film que me he decidido a escribir. Pero antes, una advertencia. Tengo que reconocer que no sé hablar de algo sin desvelar sus entresijos, y me cuesta sobremanera dar mi opinión sobe una película sin estropear algo de la trama o del desenlace. Así que aviso: CONTIENE SPOILERS.
Por culpa del cartel del niño junto al tigre (o por mi falta de imaginación) entré en la sala pensando que iba a ver una especie de Sandokan modernizado; y durante media hora casi lo fue.
Me gustó Irrfan Khan, el actor que hace de Pi adulto; tiene presencia e infunde calma y respeto en la pantalla. Me encantó el retrato de las calles, gentes y costumbres de la India francesa; también las anécdotas del pequeño Piscine, tanto en su colegio como con su familia. Me dejaron estupefacta (en el mejor sentido) la fotografía y el diseño de los escenarios. Simplemente sublimes.
Pero a lo que voy. Un tigre es un tigre. Me refiero a que es un animal salvaje. No se puede razonar con él, aunque puede ser domesticado, pero para hacerlo hay que saber, y estaba claro que Pi o no sabía o no tenía los medios.
Para ser sincera pensé que la película trataría de cómo los dos protagonistas (muchacho y tigre) forjaban una legendaria amistad tras ser los únicos supervivientes del naufragio. Nada más lejos. La vida de Pi es una película realista, verosímil. O cuando menos es todo lo verosímil que puede ser una película sin caer en el drama o en lo escatológico (me refiero a las más que probables deposiciones del tigre dentro del bote). El mar es el mar, con sus maravillas y sus peligros. El clima es el clima, con su lado benévolo y su lado nocivo. Y un tigre, como dije antes, es un tigre.
Bien. Partamos del hecho de que de haberse encontrado en el lugar de Pi esta persona que os escribe probablemente habría muerto de un paro cardiaco. Por poner un ejemplo, para mí la película trataba de cómo sobrevivir en cuatro metros cuadrados con un maniaco asesino provisto de una sierra eléctrica. Para colmo de males, a la dirección no se le ocurrió otra que pegarnos unos cuantos sustos con el maldito animal, como si no tuviera suficiente con mirarlo de reojo constantemente para ver si saltaba encima del muchacho. En este sentido de poco me sirvió conocer al Pi adulto, sabiendo que sobreviviría, porque bien pudo ser herido.
En definitiva, mientras el resto de espectadores disfrutaban de las asombrosas maravillas que nos muestra la película, mientras los niños en la sala reían con las gracias del animal, yo estaba inquieta y aterrorizada. ¿A quién se le había ocurrido escenario tan cruel? Ni de día, ni mucho menos de noche se está a salvo de semejante animal. Un tigre que no está bien alimentado es una amenaza mortal en cada hora, en cada segundo. Así que, ¿disfrutar? No, no disfruté de la película.
Sí es cierto que podía haber utilizado la técnica que me recomendó un amigo (qué pena que después de ver el film) que consiste en ponerme de parte del tigre. Así habría estado más relajada.
En resumen, y a pesar de mi desastrosa experiencia, calificaría esta película como una gran película.
Me gustaron los aspectos comentados anteriormente: fotografía, escenarios, retratos de lugares y personajes... También su lado espiritual y la profundidad de sus consiguientes moralejas.
No me gustaron los artificios efectistas para provocar sobresaltos en el espectador, en mi opinión no casan con una película que pretende ser mística. Por otro lado habría agradecido que ayudaran mejor a Suraj Sharma, el joven protagonista, en algunas escenas clave; aunque entiendo que es un papel muy difícil que este joven actor salva decentemente.
Me parecen muy merecidas todas las nominaciones a los Óscars que ha recibido. Seguro que se lleva alguna estatuilla, aunque dudo que se haga con la de mejor película.