Algunas veces las letras vienen como a pedir
permisos ortográficos para transformarse en texto
sangre que fluye como río por las venas recorrido
oraciones, algunos párrafos mueren en el intento
solo la voz se silencia las manos buscan hacerse de
la libertad necesaria para la expresión que a veces
rima otras veces difiere…
Busca el teclado el que escribe no habla y si
habla es para sus adentros, interiores ahí donde
el alma vive llora y sufre o tal vez se entretiene dando
paso a la alegría que va y viene… Escribir, escritor, escriba
milenario trovador sin son, sin melodía, sordo el ritmo repetitivo
de las teclas.
Traje como de narrador, caricatura bohemia de un amor que no se corresponde
o tal vez si, disfraz de bailarín cansado por los compases viejos, viento
que viene te besa y se va, lluvia que cae sobre una ciudad que duerme…
llanto de un niño que nace, lagrimas para un ser que muere.
La vida del que escribe no se cuenta, se imagina, la vida del que escribe
no es de colores rosas, a lo mejor los tintes son de negro, auxilio para las angustias,
bálsamo para el que lee si es lo que pretende, maldito si pretende contar lo feo,
inútil sino dice todo o parte. Felicidad si crea los cuentos donde los niños ríen y juegan
ciudadano en la ciudad de las vocales, duende de la sintaxis, nexo necesario entre lo que es
y sucede…
Arte: Montescos y Capuletos