La vida en África vista desde un taxi (i) Libreville

Por En Clave De África

(JCR)
De buena me libré el pasado 12 de abril. Acababa yo de aterrizar en el aeropuerto de Libreville, después de pasar unos días en España, cuando el taxista que vino a buscarme me dio la noticia: “¿Te has enterado de que hoy ha muerto André Mba Obame? Te aconsejo que no salgas de casa y descanses, porque puede ocurrir cualquier cosa”. Hice bien en hacerle caso porque aquella noche un grupo de exaltados incendió la Embajada de Benín, además de varios coches, en la zona próxima a la Universidad. También apedrearon un vehículo de Naciones Unidas.

Generalmente, suelo cuidarme mucho de hablar de política en Gabón. Al ser un país con muy pocos habitantes (apenas un millón y medio) y con un sistema de patronazgo político en el que cada persona que está en el poder puede llegar a mantener a docenas, o cientos de personas, hay muchas posibilidades de que cuando hablamos hasta con la persona que nos parece más insignificante ésta pueda ser alguien que tenga conexiones con algún ministro, militar o jefecillo de alguna agencia de inteligencia, por lo que más vale ser prudente. No raramente, alguien que se permite hacer comentarios críticos con el gobierno a un extranjero pudiera hacerlo para tirarnos de la lengua. Pero con Jean Paul no es el caso. Desde hace un año, cuando necesito un taxi le llamo siempre y sé que me puedo fiar de él. Y que le puedo preguntar sobre lo que ocurre en su país.

No es extraño que se alarmara por la muerte de André Mba Obame. El difunto fue un gran líder de la oposición en 2009, año en que se presentó a las elecciones presidenciales que se convocaron poco después de la muerte de Omar Bongo, quien gobernó Gabón durante 39 años. Como ocurre prácticamente con todos los líderes de la oposición, Mba Obame trabajó durante bastantes años con el partido en el poder, llegando a ser primer ministro. El ganador de las elecciones de 2009 fue el actual presidente Ali Bongo, hijo del anterior mandatario. André Mba Obame, que quedó oficialmente el tercero, contestó el resultado y un año después se encerró con sus seguidores más fieles en la sede de la ONU en Libreville, donde se auto-proclamó presidente, lo que desató las iras del régimen, que le acusó de alta traición.

Después de aquello salió del país y cayó enfermo de cáncer. Durante los últimos años, Mba Obame vivió un retiro discreto en Niamey, la capital de Níger, desde donde fue una figura simbólica, un ser ausente que continuó descendiendo con un aura misteriosa sobre sus seguidores, enfrentados a muerte con Ali Bongo. Sobre él se tejieron todo tipo de leyendas, entre ellas –cómo no- la que afirmaba que su deterioro físico se debía a ser víctima de un envenenamiento intencionado que habría sido la verdadera causa de su muerte. El hecho de que el otro candidato de la oposición, llamado Pierre Manboundou, el que quedó en segunda posición, muriera también por una extraña enfermedad hace pocos años, reforzó la percepción de que es el régimen de Bongo quien supuestamente estaría eliminando a sus rivales.

Mientras tanto, mientras el país se prepara para las elecciones el año 2016, la oposición está dividida y, no consigue articular un programa político más allá del odio visceral que tienen al actual presidente y las llamadas a la insurrección. Sus principales líderes, Jean Ping, Zacharia Myboto y Jean Eyeghe Ndong fueron también, cómo no, ministros con Ali Bongo y su padre durante muchos años, y en algunos casos están ligados a la familia presidencial por vínculos de sangre, lo que hace preguntarse si la política en Gabón no tiene mucho de rencillas familiares.

El incendio de la embajada de Benín se debe a que el jefe de gabinete de Ali Bongo, un personaje llamado Maixant Accrombessi que es visto como la bestia negra por parte de la oposición, es de origen beninés. Y la causa de que los manifestantes apedrearan el pasado 12 de abril un coche de Naciones Unidas que pasaba por allí me lo reveló Jean Paul al día siguiente:

-Es que los de la oposición piensan que si Ali Bongo robó las elecciones en 2009 fue gracias a Naciones Unidas.

Me acordé de que el hermano de Jean Paul trabaja con la ONU. Seguramente no le gustaría tener en su familia alguien remotamente culpable de lo que mi taxista considera como la causa de todos los males en su país. Tal vez por eso rectificó en seguida:

-Claro que la ONU no tuvo la culpa de eso, sino que la tuvo Francia. Lo que deberían hacer es apedrear los coches de los franceses ¿no te parece?

Coger un taxi en Libreville es muy complicado. Hay que pararse en alguna esquina, esperar a que aparezca alguno de los coches amarillos con la identificación de taxi, y mientras el conductor ralentiza gritar con la suficiente rapidez el lugar donde uno quiere ir y el precio que uno está dispuesto a pagar. Si al taxista no le interesa, acelera y sigue su ruta sin ni siquiera contestar. Por eso, si uno tiene la suerte de contar con un taxista de confianza disponible es mejor no llevarle la contraria, aunque no me parezca una buena idea apedrear a nadie, y menos a nuestros vecinos de allende los Pirineos.