La vida en minúsculas. Gabriel Neila

Publicado el 18 abril 2015 por Fesaro
La vida en minúsculas es un claro ejemplo de como no hay que temer a los libros de relatos porque muchas veces esconden autenticas sorpresas. Un libro que sorprende y te atrapa entre sus historias para hacerte pensar en lo que te rodea y te enseña a abrir los ojos a las cosas cotidianas. .

Título: La vida en minúsculas.

Autor: Gabriel Neila.

Editorial: Narrativa Pigmalión.

Año: 2014.

Páginas: 97 páginas.

Género: Relatos. Narrativa contemporánea

ISBN: 978-84-15916-15-1





Sinopsis: 

Alberto Ciuentes, el narrador de La vida en minúsculas, es un escritor sin argumentos, que se siente eclipsado después del éxito obtenido con sus obras anteriores. Cuando comienza a escribir su primer libro de relatos, comprende que los vecinos de la ciudad donde vive tienen historias interesantes que pueden servirle de ayuda. No obstante, en Moraleda nada es lo que parece, y todo el mundo tiene algún secreto. Perop ¿hasta qué punto podemos fiarnos de Cifuentes? ¿Son reales las historias que nos cuenta?.
(sinopsis facilitada por la editorial)





Autor: 
Gabriel Neila (Gijón, 1981) licenciado en Filología Inglesa y máster en Lingüística Aplicada a la enseñanza Y usted, ¿de qué se ríe? (De Lirios del Taller, 2013) y La Isla (Nuevos Narradores, 2014).
de español. En la actualidad ejerce como profesor de español para extranjeros en la Universidad de Alcalá de Henares. Algunos de sus relatos han aparecido en las antologías
Ha traducido a autores como Gilbert K. Chesterton, Kngsley Amis y ha investigado sobre la recepción de autores de habla inglesa en la España de la posguera.
En la actualidad, administra regularmente el blog "De Letras", donde aparecen notas de lectura, reseñas, relatos propios y reflexiones sobre el mundo literario.
La vida en minúsculas es su primer libro de relatos y actualmente se espera en breve la salida de su nuevo libro Los amores ausentes.
Impresiones:
Dentro de muy poco  se cumplirá un año de la venida a este mundo de esta criatura, la  que hasta hace un rato sostenía entre mis manos. Decir que hay libros, que cada persona debería leer al menos una vez en su vida es hablar de La vida en minúsculas, más allá de la historia en sí, da igual el número de páginas o da igual los argumentos que su autor use para mostrarnos sus relatos. Digo esto porque en el fondo lo que nos encontramos en este pequeño libro donde se concentran casi una veintena de relatos es la vida misma, lo que nos rodea aunque no seamos conscientes y porque no asumirlo en cierto modo, una pequeña lección de humanidad que nos muestra mucho, solo que con una pequeña particularidad, está escondido entre una escritura desenvuelta y alejada de complejos, a la espera que el lector lo capte y la haga suya.

Un título curiosos el de este libro, sólo con saber que tiene cierta relación con un fragmento de Mario Benedetti, Don Mario, mi Mario, el de tantos, ya me ha ganado y me condiciona pero a poco que leo me olvido de comparar, Benedetti es único, inigualable, Gabriel Neila tiene su estilo propio, uno que en pocas páginas me convence y me demuestra que es suyo, su particular forma de contar su historia. En la dedicatoria a mi persona, el escritor se proclama “aprendiz”, yo creo que te licenciaste con nota aunque nunca se termina de aprender en esta vida.La narración me ha recordado, manteniendo mis pensamientos en aquellos escritores del otro lado del charco a Cortázar, en aquel cuento donde narraba la historia de un escritor que escribe una historia de un escritor que a su vez está escribiendo.  Nuestro personaje es Alberto Cifuentes, un tipo que puede ser cualquiera de nosotros, sólo tenemos que extrapolarlo a nuestro ámbito personal para poder comprenderlo mucho mejor, tal vez en eso resida la grandeza del personaje más allá de oficios sus características son un comodín para que las hagamos nuestras.  En su búsqueda de argumentos para su novela de relatos, la cual le reclaman desde su editorial con cierta premura, saldrá a la calle y se empapará de las situaciones cotidianas de sus vecinos de pueblo, las cuales descubrirá que más allá de su naturalidad pueden ser un caldo de cultivo magnifico para su sequia de ideas.“Un viaje para aprender a mirar con más detenimiento el mundo que nos rodea, para aprender a sospechar” (página 13).Con una introducción de Helena Cosano (apúntense ese nombre si aún no la conocían) nos hace de maestra de ceremonias con un texto que ya me gustaría firmar a mí como reseña, ella es la que abre un camino a la esperanza de su lectura, a pensar que vamos a disfrutar de pleno, como de hecho pude hacer con un primer relato tan simple que te estalla en la cara con su complejidad soterrada.A partir de aquí veremos como la palabra vida cobra mucho sentido en la novela y que cada personaje y cada historia está,  por caprichos del destino o del propio autor, relacionadas entre sí, sólo hay que darle un poco de coherencia para que traspase la fina línea que lo separa de un libro de relatos de una novela coral.Historias creíbles, duras a veces, sencillas como la mayoría, complejas y sorprendentes, historias al fin y al cabo que nos llevan a darnos cuenta que   la vida está llena de ilusiones truncadas, hechos sin explicaciones aparentes, secretos que tal vez nunca nos serán desvelados  y miserias, que por mucho que uno cierre los ojos, siempre estarán ahí. Delante de nosotros sin que lo sepamos, pueden existir miles de pequeñas historias igual de interesantes que el mejor libro y sólo tenemos que mirar con atención.“Yo tuve que elegir entre cumplir lo que se esperaba de mi o con lo que yo quería hacer de mi vida” (página 47).

A ratos un puñado de relatos cortos, a ratos cierto tinte de novela negra, su lectura será ágil porque el autor echa bien las redes para cazar al lector y este cae en su juego aunque por momentos uno parece que se pierde para concluir en un final magistral, un final de cazador cazado.