Una película-documental increíble, una verdadera oda a la vida en este planeta, que hace apreciar las pequeñas cosas de las que podemos disfrutar, vivamos donde vivamos. No es posible expresar con palabras la cantidad de emociones que transmite, y la profundidad de la crítica social implícita en el film.
Podemos observar desde gente acomodada hasta la gente más humilde, que en ningún momento muestran que estén descontentos con lo poco que tienen. Cada uno de ellos muestra su amor por la vida, y su miedo a morir. Y al fin y al cabo, ¿quién quiere morir? Con todo aquello de lo que podemos disfrutar, como el hecho de despertar al lado de la persona que amas...y hasta de las cosas más simples, como refrescarse en verano en medio de una fuente. Podemos ponernos en la piel del padre, que viendo nacer a su hijo, se desploma en medio del quirófano. Y también sentir con el fotógrafo afgano, que desea de todo corazón que Afganistán no solo nos sugiera guerras y terrorismo, sino también un país donde hay pequeñas vidas que infunden esperanza. Y garantizado, que cantaremos la canción de trabajo de las mujeres africanas en nuestra mente durante mucho tiempo.Las espectaculares imágenes de la naturaleza hacen que sea aun más perfecta, pues no solo las pequeñas cosas de nuestra vida son las que le dan color, sino el precioso planeta en el que vivimos, y el enorme espacio del que estamos rodeados.