El miércoles por la tarde pude regalarme uno de los mayores placeres para quienes seguimos prefiriendo el tacto de un libro, el sonido rasgado al pasar sus páginas y el olor a papel y cubierta (y eso que adoro mi e-book, pero cada cosa tiene su encanto)... Pude entretenerme sin prisas curioseando libros en una librería, enamorarme de ciertas portadas, elegir una página al azar y leerla, releer de nuevo, elegir otro distinto, volver al primero... Novela histórica, comedia... Cuando pensaba que ya tenía elegida la novela (volveré a por ella), apareció "La vida era eso". Su título, su portada... No podía ignorarlo y dirigirme a la caja sin más. Me estaba llamando. Y me faltó elegir como siempre una página al azar y empaparme de sus palabras para saber que ése era el libro que estaba buscando. Aunque sigo teniendo la certeza de que fue él quien me encontró a mí.
No suelo equivocarme cuando elijo un libro; si me gusta lo que leo al abrir por cualquiera de sus hojas, normalmente me gusta del todo. Con "La vida era eso" tengo la certeza de que voy a disfrutar, de que voy a llorar, de que voy a revivir cosas que no quisiera y que al hacerlo las maduraré de otra manera... y sé que necesito todas esas emociones para seguir avanzando.
Así es que, esta noche tengo una cita con Carmen Amoraga y sus palabras sobre la vida.
Prometo contaros más sobre este flechazo de final de verano que espero sea el comienzo de una bonita historia de amor. CON M DE MAMÁ y N de NOVELA