Parece mentira, que a pesar de cómo están los tiempos, que parece que el egoísmo nos susurra al oído cada vez que nos aventuramos en una empresa, del tipo que sea, todavía quede gente que de verdad siente, que de verdad ama, que de verdad llora cada vez que ve cómo uno de los suyos, progresa en la vida. Y cómo, sin ser escritor, sin saber encontrar las palabras que el desearía para expresar mejor lo que siente por su hija, y no solo por su hija, sino por un simple logro de ésta (simple es lo que nos parecería a muchos), lo plasma en un texto.
PARA MI NIÑA:
Tú no puedes saber, niña mía, la emoción que sentí por ti, el otro día. No sabría cómo expresarlo, pues no encuentro las palabras con la misma facilidad que un poeta o un escritor. Soy, tan solo, un lector. Pero sí te digo, que tu carita rebosaba de ilusión y que mis lágrimas saltaban, viendo tu actuación. Fue una simple carrera, tu primera carrera. Pero, al verte pasar a mi lado con cara de esfuerzo y dolor, de nuevo me encuentro ante la dificultad de trovar las palabras con las que quiero expresar, cuál fue mi sensación, ¿alegría? ¿Orgullo? Quizá, fue solo la emoción de un padre por su hija, mi mayor ilusión.
De Miguel Ángel Zambrano, posteado en el club de lectura (Merche)
Cuando uno lee un texto semejante, que se ha compartido con todo el mundo, y sin dudarlo, en un acto compulsivo, es cuando uno se da cuenta, que la vida es… MARAVILLOSA.