La vida es como una montaña rusa, y mira que lo siento porque de elegir algo ruso preferiría la ensaladilla, pero es lo que hay; básicamente porque por más que busco no encuentro la forma de relacionar patatas, mayonesa y demás ingredientes con la vida en general.
A veces estás en lo alto, otras veces caes en picado, pero vuelves a subir, a pesar de lo empinada que sea la cuesta.
OJO: que no me drogo, que así a primera vista parece que estoy teniendo un puntito chungo, de eso nada. Drogas no, Ibuprofeno siiii.
En la vida nunca sabes lo que va a pasar. Uy, ahí si veo relación con la ensaladilla, pero con la de los bares, que pides una tapa y nunca sabes que vas a encontrar. Si es que lo sabía, había relación. Si es que la vida es una ensaladilla rusa. Ja, estaba deseando usar esa frase.
¡Qué hambre da la vida! jajaja
Cuando vas hacia abajo siempre suele ser a lo loco, sin poder controlar la situación, sin freno. Y claro que caes. Hasta abajo del todo.
Pero…
Paras. Siempre se para, a la fuerza. Y piensas, maduras, asumes.
Y vuelves a subir, despacio, a trompicones. Pero subes. Aunque tengas que empujar con todas tus fuerzas y las fuerzas se acaben.
Cuesta, pero subes … de sitios peores seguro que has subido.
A eso lo llaman RESILIENCIA. La RAE define resiliencia como “Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”.
Yo a eso lo llamo VIVIR y seguir viviendo. Que no me mande la vida lo que el cuerpo no pueda aguantar.
Pues escribo todo esto porque hoy (si me lo permitís) estoy muy orgullosa de mi misma y de mi resiliencia.
Y al final, el amor que recibes es igual al amor que das. The Beatles.
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