Un individuo sano anhela una actividad fructífera y una buena calidad de vida. George Bernard Shaw.
La vida no se improvisa, se programa; así las personas con éxito crean sus propios programas para lograr lo que desean, a través de las experiencias y han tenido la habilidad de desaprender lo aprendido para aprender a vivir desde una nueva perspectiva de vida.
Desafortunadamente la mayoría de personas nos comportamos como hojas al viento y nos dejamos llevar por las circunstancias, sin saber que deseamos de la vida, y dejamos nuestra existencia en manos de la casualidad y de acontecimientos positivos o negativos, por que no queremos tener responsabilidad de nuestra propia existencia.
El espíritu humano tiene la necesidad de hacer un trabajo con sentido, de asumir responsabilidades, de desplegar creatividad.
Todos necesitamos utilizar estrategias y técnicas para evitar la angustia de encontrarnos otra vez, al final de otro día y de otra semana, pensando: “No he hecho nada de lo más importante.” He trabajo y me he mantenido ocupado, pero no sé lo que he hecho. Ésta es la sensación que cada vez, más de nosotros tenemos a medida que nos volvemos adictos al trabajo, que tratamos todas las tareas como urgentes, al tiempo que evitamos los pocos proyectos prioritarios que contribuyen al fondo de la cuestión y la satisfacción de hacer algo que realmente tiene sentido.
Desafortunadamente la mayoría de personas se quedan solamente con la intención, las ideas son estériles si no se convierten en acciones, y cuando una idea germina en el espíritu de un ser con determinación.
Woody Allen “la vida es dura… y luego te mueres.”
La mayoría de los seres humanos, al nacer poseemos en forma natural el potencial necesario para alcanzar todo lo que deseamos. La diferencia está en quien usa esa fuerza que impulsa a cualquier realización. El esfuerzo a cambio de nuestros deseos.