Bajo su capa aparente de comedia entretenida, no hay que esforzarse mucho para apreciar en ella buenas dosis de crítica social y de retrato de una época. Nos encontramos en unos años interesantes. La postguerra ya se ha dado por superada y España empieza a abrirse al exterior, aunque perduran todavía cicatrices de la contienda en la capital. Los dos jóvenes protagonistas de la cinta acaban de obtener sendas licenciaturas universitarias y pretenden que se van a comer el mundo con tan prestigiosos títulos, pero pronto se van a dar de bruces con la realidad. Hay cosas que perduran en nuestro país: las dificultades para encontrar empleo, la mala calidad de las nuevas construcciones de vivienda, males que solo pueden esquivar quienes pertenecen a buenas familias. La vida por delante también tiene algo de película innovadora, que intenta explorar nuevos caminos en nuestro cine y buena muestra de ello es la divertidísima narración del accidente, ya en el tercio final. Un retrato de época que nos dice que frente a la aparente felicidad de los españoles que la censura se empeñaba que reflejaran nuestras producciones, se podían colar entre líneas algunas dosis de crítica social.P: 7