Una pareja llegó hasta el lugar con el propósito de abortar, y los jóvenes, que advirtieron sus intenciones, salieron a su encuentro y entablaron una conversación. Advirtieron entonces que la pareja tenía dudas, y les ayudaron a entender el valor que toda vida humana encierra.
Una voluntaria de Cidevida, organización que tenía instalada una exposición en el claustro de esa céntrica iglesia madrileña, se añadió al grupo y puso a la pareja en contacto con Red Madre, la fundación de apoyo, asesoramiento y ayuda a la mujer embarazada. Esta fundación se comprometió a prestarles todo el apoyo necesario para que el niño pudiera nacer y crecer con el cariño y la atención suficientes. También expuso toda la infraestructura -la "red madre"- que habían desarrollado para que las madres que quisieran pudieran dar a luz aunque tuvieran todas las circunstancias en contra, incluso el parecer de la pareja. Esto consolidó la decisión de la pareja de no abortar.
Tanto para Cidevidacomo para Red Madre, "el regalo de esta vida ha sido una alegría para todos". La JMJ dio su primer fruto de vida antes incluso del encuentro del Papa con los jóvenes, que fue al día siguiente.