Sucede en los últimos tiempos, que la erótica del poder se está haciendo más prosaica, y cae en los mismos vicios que la de los comunes mortales. Hollande está pagando caro su affaire con la Srta. Gayet, que está de muy buen ver, como se publicó en este mismo espacio en fechas recientes, mientras las maledicencias apuntan a que Obama sotiene otro con la atractiva Beyoncé. No sería el primer presidente de los Estados Unidos en sucumbir al vicio de la carne; en fechas recientes fueron públicas las declaraciones del Sr. Clinton, quien ignoraba a tales alturas que el oral también era sexo; años atrás, el más famoso “happy birthday” lo entonó Miss Monroe al Sr. Kennedy, no mucho antes de su trágico final. La sensualidad de la rubia eterna contrasta un poco con la rotundidad que muestra la figura de la tejana, más actualmente, después de haber sido madre hace apenas un año, pero al final la historia se repite, entre el Sr. Kennedy y el momento actual, solo han discurrido unos cuantos años y se ha oscurecido ligeramente la piel de los protagonistas. Como diría nuestro cantante más internacional, Julio Iglesias, la vida sigue igual.