La vieja y complicada Europa

Por Lparmino @lparmino
Las grandes cuestiones no se decidirán por medio de discursos y votaciones, sino con sangre y hierro (Otto von Bismarck)

Napoleón III de Francia y Bismarck
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El mapa político de Europa es un intrincado tablero de estados, naciones, pueblos, invasores o invadidos, que han dedicado gran parte de su historia al enfrentamiento vil y sangriento con el fin de imponer hegemonías y autoridades bajo el pretexto de ideologías, casi siempre absurdas, o por el simple principio de codicia, tan universalmente aceptado. Este complejo mapa de relaciones en ocasiones diplomáticas, bélicas en muchas otras, encontró una cierta vía de escape en las políticas unionistas que surgen a raíz de la descabellada tragedia de la II Guerra Mundial (1939 – 1945), aunque hoy los inciertos y negros augurios económicos hagan tambalear seriamente los pilares comunitarios. El momento de oro de la política diplomática europea tuvo lugar en el siglo XIX, cuando los grandes hombres de Estado alemanes, franceses, austriacos o ingleses, dirimían las cuestiones del continente mientras lo conducían a la primera hecatombe moral y humana que sufrió Europa durante el siglo XX, la I Guerra Mundial (1914 – 1918). En este laberíntico juego de la diplomacia europea de finales del XIX hubo un personaje fundamental cuyas argucias, intrigas y estratagemas guiaron el desarrollo político europeo de su época, estableciendo una confusa red de relaciones que voló por los aires violentamente en las calles de Sarajevo un 28 de junio de 1914. Este hombre era Otto von Bismarck.
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