La violencia de los fanatismos

Publicado el 18 agosto 2011 por Rgalmazan @RGAlmazan

Cada vez parece haber más fanáticos en el mundo. Cada día que pasa los acontecimientos confirman que la violencia está ganado la batalla. Y de ello, los fanatismos, sean los que sean, son culpables.

Cuando se intenta imponer una creencia a la razón, cuando la fuerza se impone para apagar una voz de otro tono, cuando el diálogo se convierte en imposición, la violencia se abre camino.

Los fanatismos son responsables de gran parte de la violencia. Ciegan la mente, reducen la verdad a un camino único, rechazan irracionalmente lo diferente.

Hoy los fanatismos religiosos se han convertido en uno de los mayores peligros de la humanidad. Ahí está el fanatismo musulmán o el judío, pero no olvidemos el católico.

En estos días, con la celebración de las JMJ, se ha visto que la religión católica tiene sus fanáticos, dispuestos a cualquier cosa, incluso a matar, para imponer su Verdad. Casos claros han dejado la huella de ese dogmatismo intransigente.

Martín Sagrera, un jubilado que se dedica a confeccionar carteles para repartir en las manifestaciones del 15-M, fue apuñalado, hace cuatro días, por un peregrino. Apenas se ha dado publicidad al asunto, está claro que la mayoría de los medios de comunicación se han aliado con los peregrinos. Afortunadamente, la herida provocada en la mano fue leve, y se pudo detener al criminal, aunque nada se ha dicho sobre él, salvo su condición de peregrino.

Otro caso, esté pudo ser muy grave, ha sido el del estudiante mexicano que pretendía envenenar a unas 400 personas de la manifestación laica con gases letales. Era voluntario de la JMJ y quería tomarse la justicia por su mano, al grito de “A matar maricones”. Afortunadamente pidió ayudas para su plan criminal en Facebook y la policía lo ha podido detener.

¿Son anécdotas o pautas de conducta? No se puede sacar la conclusión de que por estos dos peregrinos, todos son criminales. Sería injusto y falso. Pero sí que es verdad que dentro de las religiones, en este caso de la religión católica, no se condenan suficientemente estos hechos y se mira hacia otro lado, haciendo que el fanatismo encuentre eco entre sus seguidores, que en nombre del ´”único dios” se ven en la obligación de limpiar el mundo de gente de mal vivir.

Ya verán como el Papa y sus obispos no condenan abiertamente estos hechos, o simplemente no lo mencionan. Se trata de mirar a otro lado, se trata de hacer bueno aquello de que aunque sean unos hijos de puta son sus hijos de puta. Y no sólo eso, ya verán como no tendrán problemas en encontrar abogados de su causa y gente que les disculpe.

Por último, hablando de violencia, ayer, muchos peregrinos no pudieron soportar que gente laica se manifestara en contra de este viaje e interrumpieron en la Puerta del Sol, la manifestación autorizada. ¿Cómo es posible que haya gente que se atreva a ir contra dios? se preguntaban. Ellos, precisamente que han cerrado Madrid durante una semana por un viaje privado, no han sido capaces de permitir que haya gente que lo cuestione, durante un par de horas.

Naturalmente, la policía intervino, y curiosamente lo hizo para proteger a los peregrinos, y para aporrear a algunos manifestantes que gritaban consignas en contra de este viaje y pretendían quedarse en la plaza.

Como vemos, las fuerzas de orden público se mantuvieron neutrales, Igual de neutrales que nuestras queridas autoridades, que en estos momentos estarán llegando a Barajas para recibir  sumisos y con el espinazo doblado a un líder de una religión que condena leyes aprobadas por la mayoría de este pueblo, como la del aborto, la de los matrimonios homosexuales, la de la muerte digna (que no ha llegado a aprobarse), y tantas otras. Y que llega a prohibir el uso del preservativo, y sin embargo, no es capaz de pedir perdón y aceptar las consecuencias de un periodo negro, donde muchos de sus sacerdotes han cometido uno de los peores delitos que se pueden cometer, la pederastia.

Y es que, por si ustedes no lo saben, –se lo he oído esta mañana a Jaúregui—, vivimos en un Estado Laico. ¡Tiene narices!

Salud y República