Hacer converger todas ciencias
hacia la superación del dolor y del sufrimiento
¿Qué cosa hay más importante
que superar el dolor y el sufrimiento en los demás y en uno mismo? Hacer
progresar la ciencia y el conocimiento es un valor si va en la dirección de la
vida.
La
ciencia está llamada a servir al ser humano, a su desarrollo, a la armonía
entre él y la naturaleza. Por desgracia, hasta ahora muchos conocimientos
científicos se utilizan más para la destrucción que para la creación. Las altas
tecnologías se concentran en el complejo militar-industrial; las ciencias
sociales, son aprovechadas para manipular la conciencia social y la conducta de
las masas.
Toda la cultura, educación,
socialización de la personalidad y progreso social, dependen del nivel del
desarrollo de la ciencia y a la larga de su orientación humanista o
antihumanista.
I – Sustrato científico
Obviamente,
la ciencia es histórica y progresa en consonancia con el proceso social. Es
sabido que la ciencia de una época es rectificada o contradicha por los nuevos
conocimientos. Por esto no se puede hablar con rigor de una ciencia definitiva
como si estuviera asentada para siempre en sus grandes principios y en sus
conclusiones. En este sentido, es más prudente hablar del “estado actual de las
ciencias”.1
El
humanismo Universalista no establece jerarquías dentro de las ciencias
Matemáticas, la Física, la Biología, las Ciencias de Control, las Ciencias del
Hombre, las Ciencias del Espacio, las Ciencias del Tiempo.
El humanismo de hoy, por
tanto, de ninguna manera opone el arte a la ciencia y no comete el error de
identificar arte con humanismo y ciencia con tecnología.
Artes y tecnología están estructuralmente ligados a las
ciencias, cumpliendo funciones distintas:
•
Las ciencias cumplen con la función de acumular,
clarificar y desarrollar el saber, buscando la demostración de la “verdad”
•
Las artes, con la función de interpretar y
transmitir socialmente intuiciones emotivas de la “realidad”.
•
Finalmente, los oficios, cumplen con la función
de ordenar, depurar y perfeccionar técnicas, en ocasiones relacionadas con las
ciencias y a veces con las artes.
Nos
interesa hoy destacar lo que llamamos "sustrato científico".
No se lo ha tenido en cuenta por ser la base sobre la que se montan las
ciencias de una época. El sustrato es el aparato de presupuestos epocales o
culturales. El sustrato jamás es advertido y sin embargo, es el trasfondo sobre
el que se monta toda "imagen científica del mundo".
En
este tema, sorprende cómo muchos “científicos” han podido apropiarse de
explicaciones de cosas, sin necesidad de aclarar cómo es que se configura la
representación del mundo en general y la imagen del mundo científico en
particular. Lo cual sin embargo es un condicionante del desarrollo de las
ideas.
Todo
estudio se realiza desde un “paisaje” y eso es aplicable a toda visión del
mundo, por cuanto permite destacar la mirada de quien observa al mundo. Se
trata, pues, de un concepto necesario para la Ciencia en general.
Si bien la mirada del
observador, en este caso la mirada del científico, se modifica al ponerse
frente a un nuevo objeto, el paisaje con que aquél cuenta contribuye a
direccionar su mirada. No aporta gran
cosa al conocimiento, seguir sosteniendo que el observador para hacer ciencia
debe ser pasivo. De hecho, con la aparición de la mecánica quántica, se asiste
a una transformación radical del significado de las leyes físicas que dejan de
ser deterministas para pasar a ser probabilistas. Como bien desarrollan el
tema, el profesor Pietro Chistolini & el profesor Salvatore
Puledda en sus estudios sobre el principio antrópico, el observador, o sea
la conciencia humana, adquiere una función activa con respecto al fenómeno que
observa, es más, una función que será decisiva para la existencia misma del
fenómeno. 2
El matemático De Finetti,
por ejemplo, afirma: "No tiene sentido hablar de la probabilidad de un
evento sino solo en relación al conjunto de conocimientos de los que dispone
una persona”. 3
Tan
necesario es el concepto de “paisaje” que aparece como obvio en las
declaraciones de los físicos contemporáneos. Así, Schrödinger , nos
dice: “¿Qué es la materia? ¿Cómo es nuestro esquema mental de la materia? La
primera pregunta es ridícula. ¿Cómo vamos a decir qué es la materia si se trata
de fenómenos observables una sola vez ? La segunda trasluce ya un cambio
radical de actitud: la materia es una imagen de nuestra mente4." (fin de cita)
Wheeler afirma que la
enseñanza más significativa de la mecánica quántica es que la realidad se define
en base a las preguntas que nos hacemos.
El
sustrato científico esta constituido entonces por “creencias”. Desde luego,
cuando hablamos de “creencias” nos estamos refiriendo a esas suertes de
formulaciones antepredicativas de Husserl que son usadas tanto en la
vida cotidiana como en Ciencia. Por tanto, es indiferente que una creencia
tenga raíz mítica o científica ya que en todos los casos se trata de
antepredicativos implantados antes de cualquier juicio racional.5
Por otra parte, importa mucho
la noción de proceso y estructura, que nos aleja de simples estudios o análisis
formales y permite interpretar los hechos actuando en dinámica global y
estructural.
Estos asuntos, pese a su importancia, no serán
desarrollados aquí. Lo
que quisimos destacar aquí, es que la centralidad del observador, es decir, de
la conciencia humana y del acto intencional de la observación, parece ser una
constante que esta surgiendo en varios campos de las ciencias físicas, y no hay
porque no ampliarse hacia todas otras ciencias.
II Desfasajes en la superación del dolor y del
sufrimiento
Estoy
sumergido entonces –provisoriamente- en este mundo de lo perceptual, de lo
inmediato, en un mundo donde se supone que la ciencia y la organización social
tomen una dirección que termine en el mejoramiento de la vida humana.
Pero ¿cómo es que el dolor
va superándose con el avance de la sociedad y la ciencia y el sufrimiento no se
supera paralelamente?
No todos los que estudian
(cualquier sea el objeto de sus estudios), estudian su propia existencia. No
hay una ciencia que estudie la propia existencia.
Nosotros nos interesamos,
justamente, por la situación de la existencia humana, y por ello no es
competencia nuestra las discusiones que pueda tener la ciencia. Sin embargo
observamos que la ciencia tiene serias dificultades para definir lo que pasa en
la existencia.
Hay
alguna gente que sostiene que el ser humano no ha avanzado para nada. Es obvio
que el ser humano ha avanzado en su conquista científica, en su conquista de la
naturaleza, en su desarrollo. Pero probablemente que en materia de sufrimiento,
una persona de hace cinco mil años y una persona actual, registran y sufren las
mismas decepciones, temores, y resentimientos como si para ellos no hubiera
existido historia. Tal vez porque el Ser humano haya avanzado lo suficiente,
hoy se esté haciendo este tipo de preguntas.
La medicina corrobora y el
progreso social demuestra que el dolor físico puede ser superado. Pero no hay
ciencia, ni organización social que puedan hacer superar el sufrimiento mental.¿Dónde entonces hallaremos en
la época actual la solución para hacer retroceder el sufrimiento que da la
frustración, el resentimiento, el temor a la muerte, y el temor en general?
Silo
afirma: “Es un esfuerzo que tiene que hacer el ser humano para entrar en otras
regiones de la mente6…”.
Regiones donde se aclara el sentido de la vida, que da una dirección a futuro,
que da coherencia a la vida, que permite encuadre a sus actividades y que la
justifica plenamente. A la luz del sentido, el sufrimiento y aún el dolor en su
componente mental, retroceden.
¿Será entonces que la razón y la fe se oponen?
Silo en “humanizar la tierra” dice:
Si la razón debe estar en función de la vida, que sirva
para hacernos saltar sobre la muerte. Que la razón, entonces, elabore un
sentido exento de toda frustración, de todo accidente, de todo agotamiento.
Por ello quiero a los santos que no temen sino que
verdaderamente aman. Quiero a los que con su ciencia y su razón vencen a diario
el dolor y el sufrimiento. Y, en verdad, no veo diferencia entre el santo y el
que alienta la vida con su ciencia. 7
Y en el capitulo siguiente
Si
se afirma que la fe y la ciencia se oponen, replicaré que he de aceptar la
ciencia en tanto no se oponga a la vida.
Nada
impide que la fe y la ciencia, si tienen la misma dirección, produzcan el
avance auxiliando el entusiasmo al sostenido esfuerzo.
Y quien quiera humanizar, que ayude a levantar los
ánimos señalando la posibilidad futura. ¿Sirve acaso a la vida la derrota
anticipada del escéptico? ¿Podría la ciencia haberse sostenido sin la fe?
He aquí un tipo de fe que va contra la vida, esta fe
que afirma: “¡la ciencia destruirá a nuestro mundo!”. Cuánto mejor será
poner fe en humanizar la ciencia cada día y actuar para que triunfe la
dirección con la que fue dotada ya desde su nacimiento.8
III Ética necesaria
La
ciencia desde siempre surgió como respuesta a la Necesidad humana, a su
aspiración profunda a superar el dolor y el sufrimiento, incluso el producido
por el fenómeno de la muerte. También reyes como Federico II (XIIe S. Palermo)
y Rodolfo II (XVIe s. Praha) y otros reunieron en sus cortes a los más grandes
eruditos de sus épocas, no solamente por su gran interés por el conocimiento,
sino para responder a sus preguntas sobre la eternidad o la inmortalidad del
alma. Destacamos además que dichas ciencias « ocultas », opuestas al
racionalismo y por ello acusadas de una visión ingenua del mundo, contribuyeron
significativamente a una profunda comprensión del mundo.9
En
los momentos y lugares donde, por amor al conocimiento, tolerancia y amplitud
de miras, se hace posible el intercambio entre culturas y gentes, el saber
tiene un enorme impulso, que se expande en la distancia y en el tiempo,
surgiendo con ello la posibilidad de evolución del Ser Humano.10
Seria esto una ética de la
ciencia? Obrar exclusivamente para la evolución del Ser Humano mas allá de su
propia época?
Por otra parte, algunos
pueblos siempre tuvieron consciencia de otras realidades y una “ciencia”
particular les permitía reconocer y descifrar los signos de lo sagrado.
El Dr. Hoffman hace constar,
cuando estableció el paralelo entre la estructura molecular del LSD y unos
hongos usados por los chamanes, que el mundo del siglo XX no está listo
mentalmente, económicamente, socialmente,
a la aplicación de sus descubrimientos en búsquedas sostenidas sobre la
conciencia humana, investigando estas “otras realidades”.
Los
estudios realizados por Mircea Eliade11 demuestran como la desacralización del mundo
de hoy ha llevado la mente humana a no estar preparada para la experiencia de
otras realidades. Es más, ¿qué se podría investigar en esa dirección sin un
propósito claro? Parece también que no se puede ir hacia esas zonas de la mente
desde un sustrato prehistórico del tipo dominante-dominado.
Lo que nos hace volver a la
necesidad de una ética de alto valor humanista que quizás comportaría el
derrumbe de todo el sistema político y económico actual.
Conclusión
Los
antepasados humanos, gracias a la primera “ciencia” del fuego cambiaron
totalmente sus condiciones de vida; dando lugar, con la energía libre ganada, a
las primeras agrupaciones humanas y con ello al despliegue de nuevos
sentimientos y registros, ampliándose notablemente su centro emotivo. Mas adelante,
con los primeros centros urbanos, se desarrollaron la transformación de la
materia, la escritura, etc. y continuó la proyección exterior de las búsquedas
internas, ampliándose el centro intelectual… Hoy nos toca manejar otro fuego
para ganar nuevamente energía libre e investigar de manera resuelta en el
paisaje interno.
Contribuyendo
intencionalmente a la creación de la Nación Humana Universal, la ciencia podría
probablemente contribuir a la creación del Ser Humano Nuevo, un ser que no se
mueve en compensación de su temor a la muerte sino en creación del espíritu en
si mismo.
Desde
luego, si se admite la posibilidad de una sociedad que no tenga temor a la
muerte, dotándola de sentido y acercándola como una apertura luminosa, la
concepción integral de nuestro universo y del ser humano en él incluido deberia
ser revisada, lo cual provocaría un profundo cambio en las ciencias, las artes
y, en definitiva, en toda actividad humana.
Por eso concluiremos con Silo:
“Así,
hoy vuela hacia las estrellas el héroe de esta edad. Vuela a través de regiones
antes ignoradas. Vuela hacia afuera de su mundo y, sin saberlo, va impulsado
hasta el interno y luminoso centro.”12
1. Diccionario del
Nuevo Humanismo.
2. SALVATORE PULEDDA & PIETRO CHISTOLINI, Un compromiso ético para los
científicos, en Un humanista contemporáneo, Virtual Ediciones,
Santiago de Chile, 2002.
3. Ibid, El principio Antropico y el surgimiento de la
centralidad del observador en algunos de los recientes desarrollos de
las ciencias físicas.
4. E. SHRÖDINGER, Ciencia
y Humanismo, pp. 21 et 22, Tusquets, Barcelone 1985, Buenos Aires 2002.
5. SILO, Contribuciones al pensamiento, Discusiones
historiologicas, Obras completa, Volumen I, Plaza y Valdes, Mexico,
2002.
6. SILO, La
Experiencia, Punta de Vacas, mayo 2008.
7. Ibid, Humanizar la Tierra, Los
sentidos provisorios, cap XIII del Paisaje Interno.
8. Ibid, La Fe, cap
XIV del Paisaje Interno.
9. La
aparición del conocimiento en la corte de Rodolfo II, & Federico II, un puente
entre Oriente y Occidente, Serie documental Faros de la Humanidad,
Fundación Pangea, 2005 & 2007
10 Ibid,Toledo-Alexandria, 2004.
11 MIRCEAELIADE,Lo sagrado y lo profano, versión en francés, Editions
Gallimard, Paris, 1965. 12
El Mensaje de
Silo, Cap XXX,La Realidad Interior, Editorial EDAF, Madrid, 2008.