La vitamina K en el embarazo

Por Sacaleches

La vitamina K es una vitamina liposoluble, que se almacena en tejidos, grasa e hígado, que cumple un importante papel en la formación de sustancias necesarias para la coagulación de la sangre y es buena para el funcionamiento hepático, interviene en la regulación de niveles de calcio y ayuda en la relación de éste con la vitamina D.

Sobre todo por su papel en la coagulación de la sangre es importante su consumo en el embarazo porque previene hemorragias en el feto. Se le relaciona también con la formación y desarrollo de los huesos, siendo también buena para el tratamiento de ciertos tumores.

Se recomienda una dosis mínima de 300 mcg al día de vitamina K en el embarazo y en la lactancia. Su exceso puede producir toxicidad, así que no se recomienda pasar la dosis.

Existen tres tipos de vitamina K, siendo la K1 la más eficiente de las tres y la que se encuentra en verduras y orgalizas, la K2 es de origen animal y la K3 es desarrollada en laboratorio y sólo puede aconsejarla un médico.

Con una dieta equilibrada y variada se puede consumir la vitamina K que se necesita al día sin necesidad de suplementos, de hecho éstos no se han demostrado que sean seguros en el embarazo y es mejor prescindir de ello. Se puede encontrar la vitamina K especialmente en vísceras, hígado de pescado, lácteos, yema de huevo, tomate, coles, aceite de girasol, vegetales de hoja verde oscura, legumbres y más alimentos. Quizá lo que tenga más vitamina K es la col fermentada.

Es muy raro ver deficiencia de vitamina K, sobre todo se da en personas que toman antibióticos o con una alimentación inadecuada o con la enfermedad celíaca, el problema es que uno de estos síntomas puede asociarse con aborto, diarreas, hemorragias nasales y más.