La Volátil.- Keep calm and drink wine

Por Cultibar

Confortable, minimalista, con larga barra de leyendas en pared y sobre plato y copa. Cuidado en estética y propuesta, nos vestimos con gafas de pasta sin graduar, camisa a cuadros, pantalones de pitillo y Converse desgastadas para captar la esencia del nuevo bar de vinos de Muntaner y hablar de sulfitos, slow food, sostenibilidad y de Kelly Kapowsky. Es la paradoja de lo actual. La propuesta para todos que sólo los elegidos probarán. El teórico "para todos los públicos" provoca un efecto "boomerang" que indirectamente lo convierte en selectivo, en especial. Un bar con fondo, de estética femenina -o moderna, valorable- y cocina tranquila y pensada, para neófitos ya iniciados. Barbas al viento, que empiece la fiesta.

Dirección: Muntaner, 6
Precio medio: 15€. Plato del día, entre 4 y 6€. Caña Mahou, 1,20€. Bravitas, 4,50€; croqueta de calamar, 1,90€; dados de bacalao, 6,50€; canelón de carne rustida, 6,90€; albóndigas con sepia, 5,90€.
Imprescindible: Probar su sangría espacial, con fresas frescas, licor de melocotón, cardamomo y canela, macerada 24h. Y su canelón de reposo absoluto.
Horario: De lunes a sábado, de 13.00 a 23.30h (las copas pueden alargar la velada). El domingo abren a las 12.00h para el vermut.

Según Cultibar

La larga barra de más de ocho metros nos acoge. Aunque vestidos para la ocasión, la cabra tiende al monte, y no hay taburete que se nos resista. Al lado, al principio y tras ella, varias mesas de madera te dicen que aquí puedes hablar en confianza. Preferimos abrir diálogos y preguntamos con codo en mármol. Hablar sin decir nada, todo, o lo que se espera en aquel momento determinado. "Vinos ecológicos, de viñedos de pequeñas hectáreas, sin sulfitos y cuidados". Lo explican con sonrisas y dejan que pruebes. Somos hípsters ahora y no podemos fallar. Nos gusta la ecología. Estamos aquí. "Beber vino te hace una persona más culta". Van dos. Lo superamos.

Son 170 referencias de vino, con 12 a copas, de lo más variopinto. Es la enología que viene, la que será en un futuro, la que debes saber para mantener una conversación entre actuales. Son datos fundamentales para no perder comba social. Llevamos dos copas y el pantalón cada vez nos queda mejor. Ojeamos la carta mientras fichamos mesa. Aunque la gastronomía de La Volátil está pensada para compartir y poder comer rápido y en barra, queremos intimidad forzada y, tras esa cocina vista que no deja lugar a duda, y tras esas frases pintadas en pared a loa del brebaje rey del local, encontramos aposento.

Sabemos que aquí la prisa no está bien vista. Nos lo han explicado por boca y por carta. Es gastronomía de producto cuidada. No es alta cocina. Es hacer bien las cosas como siempre se ha hecho, respetando los tiempo de cocción y obviando las prisas, cuidando la presentación y la "mise en place" para ahuyentar vulgares. Ya no sabemos dónde estamos. El Primavera Sound ha dejado paso a Modestia Aparte a la vez que el estómago ha ganado a la apariencia. Porque el canelón vencerá al estado de nuestro peinado, la sobrasada hará lo mismo con nuestro cuello de la camisa y las bravas se comerán las notificaciones de nuestro iPhone.

Ensaladilla de salmón ahumado, cap i pota con garbanzos, dados de bacalao marinados en aceite sobre judías de Santa Pau, croquetas de jamón, calamar y gorgonzola con manzana, fricandó de ternera con setas o tomate de la huerta con ventresca. No es mainstream, es gourmet. Dan igual las ideas preconcebidas y la imaginación visual. El plato habla tu idioma. No así sus bravitas con dos salsas (romescu y allioli) y algo de chile mexicano secreto. La patata aparece cortada a mano por los extremos, con un dosificador sólo apto para aquellos que ya saben las fechas del próximo concierto de Vetusta Morla. Renovarse o morir. Sabéis de qué hablamos.

Pero el festín gastronómico social no es finito hasta que no llega el plato estrella. Nos pilló por sorpresa. Seguíamos valorando status cuando apareció el canelón de carne rustida. Después supimos que tiene dos días de elaboración. Keep calm and take it easy. Luciremos barba y pantalones de pitillo toda la vida.

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