No suelo hablar de política en este blog. Entendiendo por política el juego político, que si tal partido es menor, que si tal político es peor,... Prefiero hablar, si acaso, de cuáles son las políticas que creo adecuadas y no pontificar sobre si sopesando lo que hacen bien y mal unos y otros, los mejores son tales. Que cada uno se haga sus cuentas de lo que le merece y no le merece consideración.
Sí he hablado en alguna ocasión de conveniencias de unas instituciones u otras o de unos pactos y otros, dados los resultados de algunas elecciones.
En esa línea, y aprovechando que mañana (según mi horario angelino, para el lector en España será ya hoy) hay una votación crucial en el parlamento, en la que todo puede depender de un voto, voy a exponer algunas opiniones antes de que ocurra, para que no se diga que hablo condicionado por el resultado.
Estoy a favor de agotar las legislaturas. Ya sé que nuestro ordenamiento jurídico permite al gobierno convocar elecciones anticipadas. Tal circunstancia debería emplearse sólo en situaciones excepcionales. Sin embargo, en los años que llevamos de democracia solamente se han agotado las tres últimas legislaturas. Me gustaría que siguiera así. De hecho me gustaría que fuera así por ley, como en los EEUU.
En principio puede parecer que permitir elecciones anticipadas es tener un instrumento más de flexibilidad, que siempre está bien. Más bien tiendo a pensar que lo contrario es cierto. Saber que las elecciones son cuando son y no antes tiene dos buenas consecuencias. La primera es que, por parte de la oposición, no se pierde tiempo y esfuerzos pidiendo elecciones y por parte del gobierno no se convocan cuando conviene.
La segunda, tal vez más importante, es que obliga a los partidos a entenderse y a pactar más alianzas. En España tenemos miles de ayuntamientos y alguna que otra comunidad autónoma en los que pasa justamente esto, y yo estoy por la labor de que los partidos que hay en el parlamento manejen más y mejor mejor esta cultura de buscar pactos, sobre todo en tiempos de crisis.
Dicho esto, no dejo de reconocer que el ordenamiento jurídico no es el que quisiera. Si el Gobierno pierde la votación en la que se juega sus más importantes medidas de gobierno y no tiene el apoyo parlamentario, estaremos sin duda ante una situación excepcional. En términos de estabilidad parlamentaria tal cosa no ha sucedido hasta ahora, ya que el gobierno ha conseguido sacar adelante sus propuestas sin mayores problemas. Mañana, hoy, quién sabe.