La voz del Pueblo

Publicado el 09 septiembre 2012 por Cspeinado @CSPeinado

F de Internet. Los politicastros no pueden hacer nada por nosotros.

En la zozobra en la que nos encontramos, en parte promovida por unos Mercados que viendo que el jolgorio de Wall Street de los ochenta y noventa ya no volverá y nos absorve la sangre con la complacencia de nuestros politicastros y en parte promovida por nosotros mismos que nunca hemos cuestionado un sistema tan inútil cómo despilfarrador que suponeun importante handicap para cualquier recuperación, no está de más recordar que los países, cualquier país, y más si es democrático, cómo se supone que es éste, funcionan por y para el Pueblo. Sinceramente, el que crea a éstas alturas que España sigue funcionando por y para el Pueblo, debería dejar las drogas o dedicarse a pintar Ecce-Homos con la intención de que se lo reconozcan porque para otra cosa no da más de sí. Ya lo cité hace un tiempo en La Democradura, en España, el actual sistema ha servido para ir de la Dictadura a la Democradura pasando por millones de tontos haciendo palmas con las orejas y votando afirmativamente en lo que sería la ruina del país.
Todo desde el Pueblo y sin el Pueblo.
El Pueblo Español, el sufrido Pueblo Español, en el que incluiremos el de aquellos nazimbéciles que no se consideran cómo tales, ha adquirido un estatus de paganini total de los moles de errores politicástricos que se han cometido, se cometen y cometerán hasta el final de los tiempos. A cambio, los mal llamados gobiernos democráticos, están desguazando un sistema de Bienestar Social creado, paradójicamente, durante la dictadura del General Francisco Franco. Un sistema plenamente sostenible en un Estado cómo el existente antes de la debacle de 1978. Un Estado mínimo, compuesto por un Gobierno central, diputaciones provinciales y ayuntamientos. Sistema que, además, tenía el personal justo, de carácter funcionarial y que no tenía ningún sistema infermático a su disposición. España funcionaba perfectamente con ese sistema y, las ansías autonomístas eran vistas cómo lo que han resultado ser, una amenaza total y absoluta para la pervivencia del País.
Cierto es que durante la Dictadura no se contaba para nada con el pueblo. Menos se cuenta ahora. Sómos simples electores de dictadores, dictadorcillos y dictadircetes que se creen por encíma de la misma Ley, que todo lo han hecho en nombre del interés general, si bien los que se han forrado son ellos y que por tanto no tienen porque asumir ninguna responsabilidad aunque nos hayan arruinado. Esa es la diferencia entre una democracia, donde por haberse fumado un porro el ministro de turno dimite ipso facto y la democradura española donde Gordillo asalta un supermercado y le hacen camisetas a imagen y semejanza del Che Guevara. Es lo que tenemos, nos lo hemos labrado nosotros mismos creyéndonos la milonga del autonomísmo cómo panacea de todos los problemas de España (¿Cuales?) y hemos dado alas a una casta de espabilados con coche oficial que viven muy bein de nosotros, con privilegios irracionales y que en otra época ya habrían visto su cabeza pinchada en una pica.
Sin consultas.
No deja de resultar paradójico que uno de los responsables del saqueo del País, Toxo, salga en la televisión, con toda su cara de hormigón armado para decir que en caso de ser rescatados el Gobierno debería de promover una consulta para que el Pueblo Español decida si desea acogerse al rescate asumiendo dichos recortes. Éste señor, ricacho de uno de los Sindicatos Clasistas que ha provocado que el Pueblo esté donde está debería pedir antes de eso otras consultas, empezando por la que nos pregunte si deseamos seguir manteniendo sindicalistos a cargo del Estado. O por pedir, pedir una Consulta para disolver, de un plumazo todo el sistema de Casta Politicástrica, devolviendo a todos los chupasangres a donde deberían, al paro o a leventarse cada mañana para trabajar. No estaría de más que lo mismo que pretenden que un parado empiece a repoblar bosques, se aplicaran el cuento y empezaran a devolver despachos por incapacidad manifiesta para que los ocupen gentes que estén más capacitados para sacar a éste país de donde ellos nos han metido.
El Rey, que recibió tan campechano él a los señores jefazos de la Casta sindicalista para reirse un poco más del Pueblo Soberano. Ese pueblo que sigue tan sumamente apollargado que se sigue creyendo que la acción más plausible es seguir votando inutiles, el próximo el labriego Cayo Lara, la incombustible Rosa Díez o el ladronzuelo de guante blanco Conde. Toda una pléyade de dirigentes de un sistema tan inútil cómo un placebo, que sólo sirve para vender la moto a la ciudadanía sobre la existencia de otras opciones politicástricas plenas y entregadas al enriquecimiento desde el Pueblo pero sin ofrecer ninguna garantía ni solución a sus problemas. La fisura entre la Casta, politicástrica, sindicalística y empresarial y el Pueblo del cual viven tan holgadamente no es tal, sino un Barranco insalvable que se ha llevado por delante todas nuestras expectativas cómo país y cómo unidad soberana, por loq eu ya sólo queda la queja coordinada, las manifestaciones coordinadas por el mismo pueblo sin que en ellas medie ningún elemento de esa misma Casta que nos ha arruinado para décadas.
Cortando por lo sano.
El Pueblo debe de empezar a superar posiciones partidistas. Debe de recuperar su voz, otorgada a los politicastros que nos son inútiles en todo tiempo y pedir, de una vez, de forma contundente, coordinada, cápaz y responsable la salida de la situación en la que estamos, la supresión de miles de cargos que cobran muy bien para nada que hacen y la reestructuración del País convocando, de inmediato, Cortes Constituyentes, siendo inútil una constitución, la del setenta y ocho, totalmente obsoleta y dictatorial. El Pueblo debe hablar en cada lugar, en cada pueblo, sin permitir que politicastros de izquierda o derecha lo manipulen. Debemos pedir el final de los aforamientos, de los privilegios, de la Casta y debemos hacerlo desde la responsabilidad cómo pueblo soberano, sin partidismos, cómo españoles, independientemente del sistema de Estado que consideremos, de la bandera que queramos ver ondear y de lo poco o mucho que se haya superado la Guerra Civil. España está en el filo de la navaja, los politicástros no lo van a sacar y nosotros, cada uno de nosotros se hundirá en el infierno que ellos mismos nos han creado.
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