Opinón personal:
Siempre dicen que el primer libro de Julio Verne que lees no se te olvida jamás, y tienen razón, eso sumado a que La vuelta al mundo en ochenta días es una obra de arte, de las mejores del autor junto a Veinte mil leguas de viaje submarino (que está en mi biblioteca esperando su lectura) y a Viaje al centro de la tierra.
Mediante una apuesta con un distinguido gentlemen, Phileas Fogg acuerda dar la vuelta al mundo en ochenta días (tal como el título dice). Así que Fogg, acompañado de su ayudante Passepartout y de las magníficas descripciones de Julio Verne, que si fuera otro género y otro escritor seguramente pondría como punto negativo, ya que en ocasiones pueden hacerse algo pesadas, pasará por muchísimos países; la India británica, Hong Kong, Singapur, los Estados Unidos...
Cabe decir que, apenas unas horas antes que Fogg diera rienda a su travesía, ocurrió en Londres, un enorme robo de 55000 libras a un banco. Al llegar a Suez Fogg se cruza con un inspector de la policía, llamado Fix, para que le vise su pasaporte, y así demostrar a su vuelta que verdaderamente estuvo allí. La cuestión es que Fix confunde a Fogg con el ladrón del banco, por lo que decide seguirlo a donde quiera que vaya, en este caso, a dar la vuelta al mundo, lo que en el transcurso de la historia nos dará situaciones verdaderamente divertidas.
En las selvas de la India Fogg y compañía rescatarán a una hermosa mujer que estaba condenada a muerte por una suerte de tradición de los nativos, que establece que una vez muerto el "rey" deberá morir la "reina", así se supone que estarían juntos toda la eternidad. Pero, esta mujer se casó por obligación, por consiguiente hubiera muerto también por obligación si no fuera por Fogg.
Así que al gran coctel de aventuras por todo el mundo y un inspector que les sigue los pasos se sumará el romance, lo que da como resultado una gran novela recomendada para absolutamente todos los lectores, sin importar la edad, género o gustos literarios.