Es un hecho probado la forma en que se ha manipulado nuestra historia real y cómo se ha omitido, deformado y vaciado en su importancia a muy trascendentes eventos de la vida de nuestra Patria. Para citar algunos, tenemos el caso de Guayaquil y el retiro del Libertador, el detalle del fusilamiento de Liniers, la batalla de Pavón, o la Vuelta de Obligado, de lo que, por la fecha, nos ocuparemos hoy.
A modo de prolegómeno, debemos aclarar que en la mayoría de estos históricos agujeros negros, predomina una constante, como sería la protección del prestigio de la corona británica o la de sus personeros y lacayos vernáculos. En este manto de silencio mucho tienen que ver las presiones de las sociedades secretas y logias dirigidas por el rey de Inglaterra, a las que pertenecieron muchos de nuestros pseudo próceres que vemos en el bronce, sin olvidar tampoco la fuerte influencia de un numeroso sentimiento anglófilo de muchos de nuestros dirigentes relacionados económicamente con fuertes empresarios y terratenientes británicos.
Es por todo esto que los argentinos nos deberíamos preguntar:
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