En la madrugada de un Viernes Santo, 27° de confinamiento, donde la jornada ha deparado datos tales como que se cumplen 100 días desde el primer positivo por coronavirus, que la pandemia está extendida por todo el globo, que ya entierran muertos en fosas comunes (New York), que a estas alturas ya sabemos quiénes habrán sido los héroes de la batalla antes de que finalice, entre ellos nuestros niñ@s; el día en el que China ha oficializado que tiene una vacuna, el día en el que nos cuentan que cuando se controlen sus efectos puede que llegue a manifestarse un rebrote, el día en el que muchas personas mayores se marchan de esta vida sin hacer un sólo ruido, el día en el que nuestros políticos lumbreras de las izquierdas y las derechas siguen sin ponerse de acuerdo (no hay grandes pactos y se acusan unos a otros de mentir y ocultar datos oficiales de fallecidos, sin pudor alguno, en una situación tan límite) teniendo a la población en medio muriendo, el día en el que no sabemos cómo será nuestro futuro inmediato, y el día en el que tenemos la ciencia cierta que el mundo ha cambiado...me apetecía escribir para decir que la especie humana es muchísimo más vulnerable de lo que ella misma presumía. La irrupción de algo tan minúsculo y letal como un virus ha venido a cambiar, en este inicio de década, que existiera una forma de vida humana antes y después de que llegue a controlarse o, según cuentan, a inmunizarse como ha ocurrido con otras enfermedades. Tantos presupuestos, tantos estudios, tantos programas, tanto avance tecnológico, tantas superorganizaciones, tanto gasto, tanta historia de la que aprender y el mundo no estaba preparado para que en poco más de 2 meses un virus se haya llevado por delante una forma de vida humana. Todo tenía que cambiar, nada podía seguir como iba. La naturaleza ha hablado o quién sabe si el mismo humano se ha comido al humano (nadie me va a quitar de mi mente que el ser humano está detrás de todo ésto, por su mutación, por su grado de agresividad...a alguien se le ha ido de las manos todo ésto). Quizás nos estamos dando una última oportunidad; si cuando todo termine volvemos a la forma de vida anterior de intereses, de insolidaridad, de individualismo, de rencor, de envidias, de poder, de desigualdad, de pobreza, de mentiras, de maldad, de manipulación, de destrucción...la especie humana merece la extinción de este planeta.
En la madrugada de un Viernes Santo, 27° de confinamiento, donde la jornada ha deparado datos tales como que se cumplen 100 días desde el primer positivo por coronavirus, que la pandemia está extendida por todo el globo, que ya entierran muertos en fosas comunes (New York), que a estas alturas ya sabemos quiénes habrán sido los héroes de la batalla antes de que finalice, entre ellos nuestros niñ@s; el día en el que China ha oficializado que tiene una vacuna, el día en el que nos cuentan que cuando se controlen sus efectos puede que llegue a manifestarse un rebrote, el día en el que muchas personas mayores se marchan de esta vida sin hacer un sólo ruido, el día en el que nuestros políticos lumbreras de las izquierdas y las derechas siguen sin ponerse de acuerdo (no hay grandes pactos y se acusan unos a otros de mentir y ocultar datos oficiales de fallecidos, sin pudor alguno, en una situación tan límite) teniendo a la población en medio muriendo, el día en el que no sabemos cómo será nuestro futuro inmediato, y el día en el que tenemos la ciencia cierta que el mundo ha cambiado...me apetecía escribir para decir que la especie humana es muchísimo más vulnerable de lo que ella misma presumía. La irrupción de algo tan minúsculo y letal como un virus ha venido a cambiar, en este inicio de década, que existiera una forma de vida humana antes y después de que llegue a controlarse o, según cuentan, a inmunizarse como ha ocurrido con otras enfermedades. Tantos presupuestos, tantos estudios, tantos programas, tanto avance tecnológico, tantas superorganizaciones, tanto gasto, tanta historia de la que aprender y el mundo no estaba preparado para que en poco más de 2 meses un virus se haya llevado por delante una forma de vida humana. Todo tenía que cambiar, nada podía seguir como iba. La naturaleza ha hablado o quién sabe si el mismo humano se ha comido al humano (nadie me va a quitar de mi mente que el ser humano está detrás de todo ésto, por su mutación, por su grado de agresividad...a alguien se le ha ido de las manos todo ésto). Quizás nos estamos dando una última oportunidad; si cuando todo termine volvemos a la forma de vida anterior de intereses, de insolidaridad, de individualismo, de rencor, de envidias, de poder, de desigualdad, de pobreza, de mentiras, de maldad, de manipulación, de destrucción...la especie humana merece la extinción de este planeta.