Si la vida te da limones… ¡Haz limonada!
Suena el despertador, uno de los inventos más sádicos de la humanidad, son horas indecentes, todavía está oscuro, me quedo pensando si vale la pena levantarse y enfrentarse a un día más de esos de espanto cotidiano en el que nos tienen instalados, como Bill Murray en “El día de la Marmota” pero en chungo. Me levanto ya con los ánimos afectados. Hace tiempo
Esta historia la sufrimos casi todos a diario, así o en la versión, puede que más angustiosa y cada vez más frecuente, del que no tiene trabajo. Nos han hecho creer que la vida gris e intrascendente es “normal” recortandonos esa la alegría que nos hacía especiales, estamos atrapados en una especie de monasterio, sin risas, al estilo del hermano Jorge, de “El nombre de la Rosa”.
Los humanos somos animales de costumbres, nos espantan los cambios. Aunque lo neguemos, nos aferramos a lo que ahora les ha dado por llamar “zona de confort”, donde nos sentimos relativamente seguros, nuestra rutina diaria, vamos lo que llamamos “lodesiempre”. No nos gusta salir de lo previsible, en eso parecemos Hobbits, y nos sentimos enormemente desgraciados si nos cambian el escenario y hemos de tomar decisiones, emprende
La “Zona de confort” no ha de ser necesariamente agradable, sólo implica sentirse cómodos en ella y hay quien se siente cómodo remando en una galera o esclavizado por el jefe. La capacidad de adaptación humana es increíble, aprenderíamos
Lo que está claro es que para poder cambiar nuestra desdicha es necesario atreverse a hacer algo diferente porque, como decía Einstein, “ si quieres obtener resultados diferentes no hagas siempre lo mismo”. Será necesario salir de la “zona de confort” y vencer el pánico que nos supone saltar el muro mental ese que nos han construido para entrar en la “zona de aprendizaje” en la que aseguran los modernos gurús del coaching que descubriremos recursos y habilidades que creíamos que no teníamos y que nos aportará desarrollo personal, tendremos que creerlo. Al final todo se reduce a una simple decisión personal a la que hay que echarle valor y decidir si atreverse a intentarlo, luchar por lo que realmente se quiere, enfrentándose a creencias y miedos. O quedarte como estás, sin cambiar nada, sin aventurarse a un futuro distinto pero renunciando a la posibilidad de realizar los sueños.
La pregunta es: ¿Esta es la vida que quieres vivir? ¿Qué cosas cambiarías de tu día a día?
Tira tu vaquita y librate. Del Blog de Concha Hidalgo
Salir de la Zona de Confort y alcanzar la Zona de Aprendizaje y la zona Mágica