Barral Editores, noviembre de 1972
En poco menos de dos meses aparecieron en diversas librerías de la ciudad varios ejemplares –siete, nada menos- editados por la antigua Barral Editores, algunas obras conocidas y tan difíciles de encontrar en mi lejana Lima, y otras que simplemente desconocía, como el libro y autor de la presente entrada.
En la oreja del libro esta obra de Germán Sánchez Espeso (Pamplona, 1940) es presentada como el tercer libro de un grupo de cinco lo que inicialmente dejó en duda el adquirirlo pues desconocía si era una continuación, pero tras leer ahí mismo la primera parte cualquier desánimo quedó de lado; se presenta muy oscuro desde sus primeras páginas, se ve muy interesante como para dejarlo pasar.
Sergio y Anny llegan a la casa de la anciana tía del primero con un plan ya tramado y aparentemente decididos a ejecutarlo. La tía, doña Mima vive recluida en un gran caserón y alejada de todo bullicio citadino acompañada por su vieja empleada Catuta, y El Pollo, una especie de celador. Todo el escenario es tétrico y los viejos personajes que la habitan son descritos de una manera espectral, hasta la –también vieja- perra Mónica y el caballo Rogelio son remedos de lo que alguna vez fueron.
Sánchez Espeso nos presenta inicialmente a un Sergio maniatado por su pareja Anny, dubitativo, incierto, nerd, y para colmo su tía lo trata como al niño mimado que ella recuerda, pero cerca de la asfixia y llevado al límite el joven tendrá un giro radical en su actitud que finalmente lo libertará; esos momentos drásticos en los que aquellos infractores del quinto mandamiento no reparan en la ley del ojo por ojo y diente por diente, momentos efímeros como un orgasmo donde por segundos pareciera sentirse hermoso en toda su abominación, aunque después las dudas e incertidumbre lo invadan.
Como no conozco los otros cuatro libros de su particular pentateuco la única interconexión que saco desde aquí son los títulos con nombres bíblicos: “Experimento en génesis”; “Síntomas de éxodo”; “De entre los números”; y “Deuteronomio de salón”, obras tan desconocidas y desde ya tan intrigantes como su autor; con un poco de suerte caen también por aquí.
Con un gran manejo del idioma el autor va sembrando de a pocos la intriga incitando cada vez más al lector en conocer más al respecto de la trama. Aunque se presta para una lectura rápida, no es simple, está estructurada de una manera que engancha desde el inicio, envuelve de a pocos, y termina sorprendiendo con un remate contundente. Una novela redonda de un autor que no me explico el por qué de su poca fama y/o trascendencia de este lado del charco; nunca es tarde para descubrir una buena lectura.