La apertura de nuevos cauces de participación no convencionales para aumentar el número de personas que se incorporan al proceso de diseño y construcción de las ciudades es una tendencia que empieza a despuntar. Un fenómeno que no va a hacer sino extenderse, ya que es consecuencia de una idea tan sencilla como potente: si facilitamos que más gente aporte ideas para hacer frente a los retos urbanos, obtendremos probablemente mejores soluciones.
Esta semana hemos avanzado en nuestra definición particular de lo que debe ser la construcción de una ciudad de código abierto, y lo hemos hecho en colaboración con varias comunidades de «usuarios» de Etopia. Centro de Arte y Tecnología. Ayudados por la oficina de innovación urbana Paisaje Transversal, realizamos varias sesiones intensivas de trabajo analizando en qué medida algunos de los principales proyectos de la ciudad se aproximaban a los rasgos del código abierto.
Desarrollando la idea #urbanMillLab y hablando de proyectos #opensource con equipo de @etopia_ y @paistransversal pic.twitter.com/wOdIHQ2kaX
— daniel sarasa (@dsarasa) marzo 12, 2014
Junto a los miembros del equipo y a la gente del barrio, llegamos a varias conclusiones sobre las características de los proyectos open source (de código abierto):
- Deben ser entendibles
- Deben ser accesibles (minimizando las barreras, ya sean físicas, económicas, tecnológicas o de conocimiento)
- Deben ser reconfigurables (permitiendo la «apropiación» de espacios y su modificación por la comunidad)
- Deben ser cooperativos, y aún más, su éxito debe estar ligado al éxito de la comunidad, otra manera de expresar aquello de «nadie gana a menos que todo el mundo gane»
- Y como corolario, si los proyectos, espacios y ciudades cumplen estas premisas, a buen seguro fijarán riqueza en el territorio
La consecuencia última, la fijación de riqueza en el territorio, nos permite dar una especie de «pirueta conceptual» y extender los beneficios del código abierto a la economía. En el mundo del software, el código abierto cambia el flujo de transferencia de fondos al exterior en licencias software por servicios que se contratan a empresas del entorno cercano. En el mundo de la movilidad, el uso de medios inherentemente cooperativos como transporte público, o accesibles y reconfigurables como la bicicleta disminuye el flujo de envío de fondos a multinacionales petroleras. En el ámbito energético, la producción de local de energía y la implantación de sistemas smart grid permite generar riqueza en forma de puestos de trabajo ligados a la economía verde. En el ámbito alimenticio, el consumo de productos de la huerta del entorno optimiza los recursos logísticos y abona el territorio para la sostenibilidad de un sector agrario innovador y semiurbano.
En los próximos meses, iniciaremos el programa de creación de un laboratorio urbano abierto que, bajo el título de Zaragoza Open City 2020, pondrá a trabajar a empresas, Administración Pública y ciudadanía en la identificación de retos, el diseño colaborativo de soluciones, y la capacitación y desarrollo de negocios sostenibles que respondan a dichos retos. Se complementan y potencian así los mecanismos tradicionales de participación ciudadana. Si hasta ahora la ciudadanía utilizaba estas vías para canalizar sus demandas sobre dónde situar un semáforo, una línea de autobús o un polideportivo, a partir de ahora esta misma ciudadanía podrá participar en el diseño de qué tipo de semáforo o de autobús urbano queremos en nuestras ciudades inteligentes. Pasamos de solo intervenir en el «dónde», a participar también en el «qué» y en el «cómo».
Durante la próxima primavera, y hasta fin de año, iremos poniendo en marcha estas ideas, en un primer prototipo de laboratorio urbano abierto. Pensarlas, escribirlas, compartirlas y trabajarlas en comunidad es lo que nos hace aprender, y lo que da sentido a nuestro trabajo aquí y ahora.
Daniel Sarasa es director de proyecto del Distrito de Innovación Urban Milla Lab en Zaragoza
Este artículo se publicó originalmente en el blog http://openyourcity.com/
Créditos de las imágenes:
Imagen 1: En eTopia. Centro de Arte y Tecnología de Zaragoza se comienza a cocinar una laboratorio urbano abierto (fuente:@dsarasa)
Imagen 2: Resultados de la sesión de trabajo que Paisaje Transvesal desarrollamos junto a vecin*s en eTopia para el desarrollo del laboratorio urbano ciudadano (fuente:@etopia_)