Uno de los mayores placeres de la vida siempre ha sido y será comer. Nadie puede negar que la hora de la comida constituye más que ingerir alimentos; es el pretexto perfecto para una reunión, un buen momento de convivencia familiar, una manera de demostrar cariño.
La alimentación humana es un fenómeno que puede ser abordado desde el enfoque nutricional como también desde una óptica psicosocial, y es en la primera infancia donde podemos notar estas dos vertientes más claramente.
Para un bebé la hora de la comida no sólo significa recibir los nutrientes necesarios para desarrollarse de manera saludable; es también el momento en que el apego con sus cuidadores comienza a formarse, donde el contacto visual, la calidez corporal, la percepción de olores y muchas otras sensaciones forman las primeras experiencias que poco a poco darán paso a la personalidad y a la manera de percibir la vida.
Igual de importante es comentar que los patrones alimenticios que se forjen desde la primera infancia moldean en gran manera los hábitos de alimentación que se tendrán a lo largo del tiempo.
La lactancia
La lactancia refiere al periodo alimenticio del infante en el que es únicamente/principalmente alimentado por leche, pudiendo ser esta proveniente de la madre o de fórmula.
La duración recomendada es un tema aún polémico, pero en la mayoría de los casos se aconseja mantenerla hasta los 12 o 24 meses. Es uno de los periodos más importantes en lo que se refiere a nutrición y a desarrollo.
Antes que nada, es importante recalcar que, aunque la lactancia materna tiene múltiples beneficios (que abordaremos más adelante), no hay razón para satanizar o demeritar a aquellas madres que por cualquier motivo estén alimentando a su bebé con leche de fórmula. La carga emocional resultado de la presión que sienten aquellas mamás que no dan leche materna a sus pequeños puede llegar a afectar mucho más a la dinámica familiar y al bebé que el mero hecho de no lactar directamente de mamá.
Si bien, no se puede negar que la leche materna es el mejor alimento que un bebé puede recibir, es importante dejar de centrarnos en “lo que no tenemos” y dedicarnos a hacer lo mejor posible con los recursos con los que contamos, ya que aun con la leche de formula tanto la nutrición como el apego pueden desarrollarse perfectamente.
Si un bebé es alimentado y cuidado por adultos receptivos, atentos y amorosos; independientemente de que la leche sea materna o de formula, el bebé se desarrollará de manera saludable tanto en su desarrollo físico como en el emocional.
Deficiencias alimenticias en bebés
Por otro lado, las deficiencias nutrimentales que pueda padecer un pequeño de 0 a 30 meses marcarán su vida con consecuencias que muy difícilmente podrán ser revertidas en años posteriores:
- Retrasos de maduración
- Problemas de aprendizaje
- Menor estatura
- Déficits de atención y procesamiento de información
Ventajas de la lactancia materna
Ahora bien, abordando las razones de porqué la lactancia materna se coloca como el mejor alimento para los recién nacidos, resaltan varios beneficios tanto para el recién nacido como para la madre:
Beneficios para el bebé:
- Cerebros más brillantes
- Mejor visión
- Menos infecciones de oído
- Mejor alineación dental
- Corazones más sanos
- Menos infecciones respiratorias
- Digestión mejorada
- Menos infecciones intestinales
- Menos estreñimiento
- Cuerpos más delgados
- Menos diabetes
- Piel más sana
- Mayor inmunidad
- Crecimiento más saludable
Beneficios para la mamá:
- Mayor relajación
- Menos depresión
- Menos osteoporosis
- Menos cáncer de mama, útero y ovario
- Pérdida de peso posparto más rápida
En conclusión, refrendamos que los primeros años de vida tienen una importancia enorme en la vida de todas las personas, dejando una huella imborrable, al darnos las primeras herramientas con las que enfrentamos el mundo.
La alimentación y en específico el momento de lactancia es uno de los capítulos más importantes, pues como ya lo vimos constituye un pilar tanto en el aspecto nutricional como en el emocional.
Hagamos lo mejor posible para nuestros pequeños, sacando siempre el máximo provecho posible de los recursos con los que contamos, recordando que el cariño y el cuidado son claves.