No sabes la alegría que me da compartir este post de hoy. Te presento a Tere Castillo, una de mis "hermanas de adopción", madre, comunicadora, yogui veterana, aficionada a la cocina sana y deliciosa, y entusiasta de las cosas hechas a mano (desde preciosidades con aguja e hilo, hasta cosmética o productos para el higiene del hogar). Tere se estrena en La Ecocosmopolita con un post que hace rato quería hacer yo: la relación entre la lactancia materna y la sostenibilidad, y el impacto ecológico de la lactancia artificial. Sin ánimos de entrar el polémicas, sólo pretendemos poner en la mesa este tema desde un punto de vista ambiental y también social. De la lactancia, pero desde una historia muy íntima y personal, había hablado ya antes en un artículo que es una de las joyas del blog. Ahora sí, ¡te dejo en buena compañía!
Hace poco más de tres años me aventuraba inexperta en una etapa hermosa e intensa con el nacimiento de G. Después de un parto que no fue lo que había imaginado por nueve meses, con las hormonas a tope, tenía sobre mí esa cosita pequeñita sobre mi pecho y aunque pensaba que me había informado y que sabía todo lo que había que saber para que la lactancia fuera exitosa, el comienzo no fue fácil. Sin embargo insistí y logramos disfrutarla por tres años y medio.
La lactancia es más saludable
Ahora se sabe que la leche materna contiene exactamente lo que el bebé necesita en cada etapa, que de alguna manera se transforma y por eso no es igual una muestra de los primeros días de vida a la de 6 meses que la de un año o dos. Es un alimento completo y cada especie de mamíferos tiene requerimientos diferentes, por ello no es lo mismo alimentar a un bebé humano con leche materna que con leche de vaca, pues esta última contiene muchas más proteínas para que su cría pueda caminar casi desde el nacimiento, mientras la leche humana es rica en ácidos grasos para favorecer el desarrollo del cerebro y el sistema nervioso. Por otra parte, el bebe humano dobla su peso normalmente en 180 días en cambio el ternero lo hace en 30, así la composición de la leche es adecuada a las necesidades de cada mamífero.
Sin embargo en este post no hablaré de los posibles problemas que podemos encontrarnos al comenzar o durante la lactancia, ni tampoco de los grandísimos beneficios de la misma para el bebé y la madre. Voy a hablarte de las ventajas de la lactancia para el planeta.
5 razones por las que la lactancia materna es buena para el planeta
- Es gratis
- Es renovable y no genera desperdicios. La leche materna siempre se produce en la cantidades que el bebé necesita ya que estimula la producción cada vez que está al pecho y no depende de la alimentación de la madre, así que no hay "mermas". Tampoco hay empaques, biberones de plástico de por medio. El alimento va directamente del productor al consumidor por así decirlo.
- Está lista a la temperatura ideal, no requiere energía externa para calentarla.
- No necesita transporte ni producción, cero huella de carbono.
- La mayoría de las madres que ofrecen lactancia exclusiva hasta los seis meses y continúan con alimentación complementaria hasta los dos años o más, pasan muchos meses sin la menstruación con lo cual no se usan ni se tiran tampones, ni toallas sanitarias. Yo, como Yve, uso la copa menstrual y toallas de tela y te animo a probarlo. Pero falta mucho por hacer para que esta opción llegue a la mayor cantidad de mujeres posibles. Aunque esta amenorrea postparto no tiene la misma duración en todas las madres que amamantan, en la mayoría tarda varios meses y en muchas pueden llegar hasta los dos años.
- Del punto anterior también se deriva otra ventaja y es que ayuda controlar la natalidad. Aunque la lactancia materna en general no debe ser considerado un método de control de natalidad, se calcula que en África la lactancia previene una media de 4 embarazos por mujer y en Bangladesh previene unos 6.5. Este artículo de Alba Lactancia Materna habla con claridad sobre lactancia y anticoncepción.
¿Y por qué la alimentación con leche de fórmula no es buena para el planeta?
- Producir leche de fórmula tiene un alto impacto en el medio ambiente (y una gran huella ecológica). Por ejemplo en la India se necesitarían 135 millones de vacas lecheras para sustituir la leche materna, y como el ganado necesita pasto (aproximadamente 10.000 mts2 por cabeza) se necesitaría el 43% del país para destinarlo a forraje. Esto ya es una barbaridad y todavía no contemplamos la cantidad de metano que producirían dichas vacas que es uno de los gases del efecto invernadero más importantes después del Co2. Según algunos cálculos, para producir 1kg de leche de fórmula se necesitan 12.5mts2 de tierra. Algunas fórmulas se hacen a base de leche de soja y además ésta se usa como alimento para el ganado. Por ejemplo, en Brasil la región de Cerrado se ha deforestado de forma creciente para plantar más soja, producto que para Brasil representa el 10% de su exportaciones.
- Se necesita un alto consumo de energía. En el hogar es necesario algún tipo de combustible para calentar el agua sea por electricidad, gas o butano. En algunos países se usa madera y para hervir un litro de agua se necesitan unos 200g, así que en un año se necesitarían 73kg de madera.
Por otra parte a nivel industrial, la leche de fórmula que se hace a partir de leche de vaca, pasa por un procesos que requiere mucha energía para calentarla primero a altas temperaturas, luego homgenizarla, enfriarla y volver a calentarla. Incluso la leche de soja, que se usa en algunos tipos de fórmula, requiere también un proceso de calentamiento. Todos estos procesos generan gases de efecto invernadero. - Requiere un alto consumo de agua. Un niño de tres meses de edad alimentado con biberón necesita diariamente 1 litro de agua para mezclar los ingredientes y otros 2 litros para hervir las tetinas y los biberones. incluyendo el agua para lavarlo todo después llegamos a más de 1000 litros de agua al año. En los países industrializados damos por sentado que el agua salga por el grifo, pero por supuesto en alguno países de África donde algunas mujeres deben caminar largas distancias para encontrar agua, es inviable y nada sostenible. La lactancia no requiere más agua que la que la madre necesita beber. Además debemos considerar el gasto de agua en el proceso de producción de la fórmula, la cual se convierte en polvo al que se le añade agua de nuevo para utilizarla.
- Deja una gran huella de carbono derivada del transporte. Debe llevarse desde los países productores hasta los consumidores, sea por mar o tierra consumiendo grandes cantidades de combustible fósil. También ha de transportarse el material para el empaque desde diferentes lugares sea papel, hojalata, plástico o látex tanto para la fórmula como para los biberones.
- Se producen demasiados desechos. En primer lugar, los biberones y tetinas al desecharse generan dioxinas y no se degradan. En 1987 se vendieron 4.5 millones de biberones sólo en Pakistán. En occidente seguro que este número es mucho mayor, la mayoría de bebés en USA tiene al menos 6 biberones. Si todos los bebes de Estados Unidos se alimentaran con biberón se usarían 86.000 toneladas de hojalata para los 550 millones de latas de leche de fórmula que serían desechadas posteriormente. Si la lata tiene etiquetas de papel, se suman unas 1230 toneladas de papel. Una parte de éste se recicla pero la gran mayoría se tira al vertedero. Además la producción de estos empaques genera más contaminación innecesaria.
- Aumenta la deuda externa de los países pobres. En 1982, el Ministerio de Salud de Mozambique calculó que un incremento del 20% en la tasa de lactancia con biberón le costaría al país 10 millones de dolares en dos años, sin incluir los costes por combustión, distribución y deterioro de la salud.
- Incrementa el gasto familiar en alimentación. En cualquier parte del mundo es un ahorro no tener que invertir parte del presupuesto familiar en comprar leche de fórmula si ya la naturaleza nos proporciona el alimento ideal para nuestros hijos, pero por poner un ejemplo, en Sierra Leona alimentar a un bebé con leche de fórmula, cuesta un 90% del salario mínimo.
Creo que hay razones suficientes para apoyar y fomentar la lactancia, no sólo para las madres, bebés y familias, sino también para el planeta. ¿y tu que piensas?
Referencias:
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