Lactancia materna: mi propia experiencia

Por Sandra @sandraferrerv
Antes de ser madre, mi conocimiento de la lactancia materna se reducía a unas pocas imágenes de revistas en las que madres guapísimas daban el pecho a niños regordetes con poses de lo más estéticas. Y eso era todo. Aun así, cuando me quedé embarazada de mi primer hijo tuve claro que quería alimentarlo con lactancia materna. Nunca pensé que sería una experiencia durísima al principio pero inolvidable y maravillosa en cuanto mi hijo y yo aprendimos a entendernos.
Los duros iniciosDesde la misma sala de partos hasta dos larguísimos e interminables meses después, alimentar a mi hijo dándole el pecho fue un auténtico suplicio. Moratones, grietas, hinchazones y dolores de brazos y espalda provocados por las malas posturas fueron el pan de cada día.
A parte del cansancio, el desconsuelo y un cierto sentimiento de fracaso, me tenía que someter a constantes comentarios de desaliento. Algo dentró de mí, sin embargo, me decía que continuara, que algún día tenía que salir bien. Y así fue.
La mayor recompensaUn día, cuando mi bebé había cumplido dos meses y me disponía a apretar los dientes para sobrellevar el dolor inicial de cada toma, no me lo podía creer, el dolor se había convertido en una ligera molestia. Y durante las siguientes tomas el dolor se convirtió en una maravillosa relación con mi hijo. Comía, se dormía, se relajaba en mi regazo y, lo mejor de todo, esbozaba alguna que otra sonrisa mientras lactaba y me acariciaba con su pequeña manita. Y así hasta los 18 meses cuando una tarde, de repente, dejó la lactancia materna. Una semana después supe el por qué. Volvía a estar embarazada.
Segunda experienciaCuando me volví a quedar embarazada tuve clarísimo que volvería a dar el pecho a mi bebé. Tenía la ilusión de conseguir una lactancia normal e indolora antes que con el primero. Pero si no era así, sabía que un día u otro lo conseguiría. Y fue perfecto. Mi hija se enganchó al pecho nada más nacer y lleva así 15 meses. Por ahora no tiene intención de dejarlo. Y yo tampoco. Porque para mí, dar el pecho me ha dado más cosas positivas que negativas.
Los grandes beneficios de la lactancia maternaDar el pecho a mis hijos ha supuesto cosas tan valiosas como ahorrarme largos paseos y llantos absurdos para dormirlos, protegerlos de enfermedades durante el primer año de vida y verlos crecer sanos y fuertes. Para mí, devolverme la figura mucho más esbelta que antes de ser madre y regalarme las sensaciones más maravillosas de mi vida.
Así que cada día me alegro más de haber superado aquellos dos fatídicos meses y conseguir una relación tan inolvidable con mis hijos.