Lactancia materna ¿tengo poca leche? ¿mi bebé se queda con hambre?

Por Felizenbrazos

El otro día, hablando con una clienta, salió el tema de la lactancia. Estaba preocupada porque tenía poca leche y porque su bebé se quedaba con hambre, ya que le pedía mamar con bastante frecuencia. Preocupada por estos hechos, decidió acudir a la matrona, y al pediatra, que le confirmaron sus sospechas y empezaron a suplementarla con biberones. La madre se quedó mucho más tranquila porque su hija ya no pasaba hambre y aguantaba casi 4 horas con cada biberón.

¿Os extraña la historia? A mi no me extraña en absoluto, aunque me fastidia, y mucho. Otra lactancia que se han cargado.

Las madres, sobre todo cuando son primerizas o con anteriores lactancias fallidas, se agobian bastante con la producción de leche y las necesidades de sus hijos. Si a esto le sumamos los comentarios de las personas que la rodean y encima, personal sanitario incompetente en materia de lactancia, la hemos liado.

Durante el embarazo, en esa larga espera de 9 meses, en la que nos enseñan con mayor o menor acierto, cosas relacionadas con el embarazo, el parto y supuestamente, la lactancia, deberían explicar mejor como funciona la lactancia y qué esperar tras el nacimiento de nuestros pequeños. Si las madres recibieran una información correcta, un apoyo adecuado y el personal sanitario que las trata también tuviese los conocimientos suficientes, evitaríamos muchos casos como estos.

Voy a contaros unas nociones básicas, que toda madre debería conocer.

Tamaño y volumen del estómago de un recién nacido

Cuando un bebé nace, el tamaño de su estómago es muy pequeño. Como podemos ver en la fotografía, el primer día tiene apenas el tamaño de una cereza y una capacidad de 15 ml. Sabiendo esto, es lógico que la cantidad de leche que se produce en el pecho de la mujer sea mínima. Si contamos además, que los primeros días sólo hay calostro, muy rico en grasas y que muy poca cantidad sirve para saciar el hambre de los pequeños lactantes, deberíamos quedarnos tranquilas. A lo largo de los días, el estómago va creciendo, pero sigue siendo un órgano muy pequeño, por lo que necesita muy poca cantidad de leche para satisfacer sus necesidades.

¿Por qué las madres se agobian entonces? ¿Por qué creen que sus bebés pasan hambre? ¿Por qué nos hacen creer que tenemos poca leche? En realidad, es algo que desde hace unos años, cuando la leche de fórmula comenzó a extenderse y a ganar adeptos, empezaron a hacernos creer a todas las madres, para de ese modo, aumentar las ventas de leche de fórmula.

Es lógico que un estómago tan pequeñito y con una leche como la materna, que se digiere muy rápidamente, se quede vacío enseguida. Por ese motivo, los bebés de días no pueden pasarse varias horas sin mamar. Es lo normal. Al poco rato de haber mamado, vuelven a tener hambre. Habrá momentos en los que aguanten 2 horas y otros momentos en los que pidan a los 15 minutos. Pero no es porque no estén bien alimentados ni porque tengamos poca cantidad de leche, tenemos la leche suficiente que necesita nuestro bebé. La lactancia a demanda, es, como su nombre indica, a demanda. Cada vez que el bebé quiera, cada vez que le notemos que empieza a tener hambre, cada vez que llore, cada vez que necesite consuelo, cada vez que haga gestos que nos sugieran que quiere comer.

Ya hemos aclarado que los estómagos son pequeños y que la velocidad de vaciado es rápida, así que ya entendemos el motivo de mamar frecuentemente. Ahora, vamos a pensar en la cantidad de leche que producimos. La mama es un órgano fantástico, que regula la cantidad de leche que necesita cada bebé en cada momento, siempre hay leche, siempre está disponible. ¿Por qué muchas madres (y abuelas, y pediatras y enfermeras y matronas) piensan que tienen poca leche? Si los primeros días, un bebé necesita unos 20 ml de leche, ¿qué esperamos que se produzca en nuestro pecho? No puede haber más leche de la que necesita el bebé. Si nuestro pequeño necesita 20 y nuestro cuerpo fabrica 100, ¿qué haríamos con el excedente? ¿Tirarlo? ¿Acumularlo? Evidentemente, si hubiese más cantidad de la necesaria, las tetas se pondrían como melones el primer día, pero llegaría un momento en que ya no podrían acumular más cantidad y se producirían ingurgitaciones o mastitis o tendríamos un grifo para abrir y rellenar vasos para toda la familia. No, hay poca leche porque es lo que necesita nuestro hijo. Ni más ni menos. Y con el paso de los días, cuando las necesidades del bebé vayan aumentando, la cantidad de leche que fabrique cada madre irá aumentando para adecuarse a las necesidades de ese momento.

Estoy hablando de una lactancia a demanda, con una succión frecuente por parte del bebé. Porque si empezamos a interferir en la lactancia, dando suplementos de leche de fórmula, cada vez el bebé mamará menos y entonces, sí tendremos poca leche, pero por la falta de estimulación.

Es muy triste oír como una madre piensa que tiene poca leche y que su hija se queda con hambre, debido a la falta de conocimiento. Pero esa madre NO tiene la culpa. Ni muchísimo menos. La culpa es de la falta de información. Pero sobre todo, de la falta de apoyo y conocimiento del personal sanitario. Volviendo a la mamá del principio de la historia. Agobiada porque su hija a veces le pedía mamar cada 15 minutos (algo que ya hemos visto que es normal), agobiada porque su madre le decía que no tenía leche suficiente (algo que la gente que rodea a una madre reciente debería dejar de hacer), se fue a la matrona a contarle su problema. Y aquí, me quedo ojiplática con el comportamiento de esta mujer, una mujer que se supone que sabe de lactancia y que maneja grupos de apoyo en su centro de salud. La matrona en cuestión cogió el pecho de la madre y se puso a exprimirlo como si fuera una naranja, con las dos manos, sin ningún tipo de miramiento, a lo bestia, retorciéndoselo y haciéndole un daño horrible. Y dio su veredicto: ¡tienes poca leche!

En primer lugar, NO tiene poca leche, tiene la que su hija de  pocos días necesita. Y en segundo lugar, el pecho está sensible, en ningún caso está justificada la maniobra de estrujamiento a la que sometió a la madre. Además, de ese modo, no se obtiene la cantidad real de leche que se produce. La mejor estimulación es la succión del bebé. Con un sacaleches, y con un poco de práctica, se puede conseguir extraer una cantidad de leche significativa. Pero nunca se debe manipular ni estrujar así un pecho. El dolor que le produjo a la madre fue enorme. Y la cantidad de leche que consiguió sacar fue muy poca, lógicamente, porque no era el modo correcto de extracción y porque había poca cantidad, la cantidad requerida por una niña de 10 días. La madre, que desconocía las necesidades reales de su bebé, y convencida de que se lo decía una matrona con conocimiento, pensó que todos tenían razón en la falta de leche y comenzó con suplementos. A día de hoy, está convencida de que eso fue lo mejor, su hija se toma 60 ml de biberón y duerme 4 horas. Aunque tiene un gran sentimiento de culpabilidad por no haberle podido dar de mamar. Y en este momento, en el que la lactancia ha fracasado, yo no voy a seguir metiendo el dedo en la herida, a hacerle ver que todo estaba bien, que su hija mamaba a demanda, que tenía una buena producción de leche, porque sólo voy a conseguir que se sienta más culpable.

Bueno, en realidad, si lo estoy haciendo. Pero no para que ella se sienta mal, fue una decisión que se tomó en un mal momento, guiada por comentarios y por profesionales sin los conocimientos necesarios. Lo estoy haciendo porque me gustaría que otras madres tuvieran estos conocimientos, que supieran las necesidades que tiene un bebé con respecto a su alimentación, que supieran que la cantidad de leche que producen es la que necesita su bebé. Lo hago con la esperanza de que la información se vaya extendiendo, y con la esperanza de que cada vez más madres conozcan estos datos, que estén seguras y preparadas y puedan hacer frente a comentarios del estilo “este bebé pasa hambre” y “tienes poca leche”.