Visto en Mammalia.
Un día cualquiera en la vida de una madre puérpera cualquiera. Volviendo a casa con los peques y disfrutando del sol preprimaveral. De repente, suena el teléfono y la persona que está al otro lado se identifica como una periodista de La Sexta. El corazón se me pone a cién... ¿Me irán a hacer alguna pregunta sobre lactancia? ¿Un reportaje? ¿Buscan a una mami con un bebé pequeñito y por eso me han llamado a mí? ¿O será algo sobre la tienda?- Como tu teléfono estaba en Internet, te llamo porque buscamos madres malnutridas que no puedan amamantar a sus hijos por riesgo de desnutrirlos también para hacer una pieza sobre la noticia que ha salido hoy en los periódicos. Quería saber si vosotras conocéis a alguna madre en esta situción y nos podéis pasar su contacto.
La taquicardia sigue. No por la emoción, sino por la concatenación de soberanas tonterías que acabo de escuchar condensadas en una sola frase. Y por la indignación de que alguien haya hecho un estudio sobre lactancia que llegue a semejantes conclusiones.
Le explico amablemente a la periodista que la mala nutrición materna no es una contraindicación para la lactancia ni mucho menos. De hecho, en familias con riesgo de desnutrición, los bebés que son amamantados en exclusiva hasta los seis meses son los que suelen estar mejor alimentados de la casa. Como ejemplo, le pongo a las madres africanas que viven en países en guerra o azotados por las hambrunas.
Mito Nº 1 que perpetúa la noticia publicada y que la periodista obvia: la dieta de la madre condiciona la calidad y cantidad de la leche materna.
En realidad, el estado nutricional de la madre no varía significativamente la composición de la leche materna a no ser que sea un caso de desnutrición severa que se prolonga durante mucho tiempo. Las variaciones en la dieta de la madre pueden tener un ligero impacto sobre el perfil del contenido en ácidos grasos de la madre o sobre el contenido en ciertos micronutrientes, pero no hacen que tenga poca leche o leche de peor calidad.
- Ya, bueno, pero es que nosotros queremos hacer una noticia sobre esto que ha salido ahora, que con la crisis hay más madres malnutridas y eso pone en riesgo a los niños.
De nuevo, le explico que la lactancia materna no pone en riesgo a los niños de prácticamente nada (aparte del riesgo de transmision de la enfermedad en madres con VIH), pero que la leche de fórmula sí. Que los bebés alimentados con leche de fórmula son más propensos a infecciones y enfermedades durante el primer año de vida y que tienen un mayor riesgo de diabetes y obesidad durante toda su vida, aparte de un menor coeficiente intelectual.
Mito Nº 2 que perpetúa la noticia publicada y que la periodista obvia: la leche de fórmula es un sustituto ideal para la lactancia materna, ya que es seguro y no tiene riesgos.
En realidad, los sucedáneos de leche materna son la cuarta opción cuando la madre no puede amamantar directamente a su bebé (primero lactancia directa, después leche de madre extraída y, en tercer lugar, leche donada).
Además, los sucedáneos de leche materna pueden estar contaminados y este tipo de alimentación conlleva riesgos para la salud del lactante y para la de la madre.
- Sí, pero lo que dice la noticia es que las madres malnutridas no pueden dar el pecho
Le digo que, aunque no tengo constancia del estudio del que me habla, la evidencia científica indica lo contrario y que habría que ser más cuidadoso al hablar de estas cosas y no ser altavoz de investigaciones mal hechas o mal diseñadas cuyas conclusiones, por tanto, son erróneas. Le recomiendo que contraste la información al respecto.
Principio de periodismo Nº 1: Contrastar la informaciónHace años podía ser más complicado encontrar fuentes y documentos con los que contrastar la información recibida y resultar un proceso arduo de documentación. Hoy en día, Internet lo pone mucho más fácil. Encontró mi teléfono y yo le estoy dando referencias que demuestran que lo que dicen no es cierto.
- Ya, pero yo me remito a la fuente.
Principio de periodismo Nº 2: "Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas", dijo George Orwell. En este caso, actuar de altavoz de un colectivo sin cuestionarse lo que dice ni contrastarlo y, además, obviar los datos contrarios, demuestra que, hoy en día, es más importante un titular impactante que contar la verdad o lo que a pocos les interesa ser contado. El periodismo declarativo no deja de ser un ejercicio de "relaciones públicas".Y, después de la mención a la fuente, mi interlocutora "confiesa" que la noticia procede de las declaraciones de una asociación de enfermeras. Lo cual me deja ojiplática (por lo de que representantes de los profesionales sanitarios sigan propagando estos mitos infundados sobre la lactancia materna) y porque de la opinión de unas enfermeras se concluya que las leche de madres malnutridas pone en riesgo de malnutrición a los bebés.
Principio de medicina Nº 1: Primum non nocere. Primero no hacer daño.Y, ya puestos, decidí terminar de "darle la chapa" a la periodista y recordarle que, mientras que la leche materna es gratuita, ecológica y siempre está disponible, los sucedáneos de leche materna pueden llegar a costar unos 1.000 o 2.000 euros al año. Por tanto, la solución no es invertir esa cantidad de dinero en alimentar a bebés "supuesamente malnutridos", sino alimentar a la madres, ya que así se matan dos pájaros de un tiro, y ofrecerles información real sobre los beneficios de la lactancia materna y apoyo para poder seguir manteniéndola.
Estas enfermeras (y los medios que las dan alas para seguir buscando titulares sensacionalistas) se olvidan de que la obligación de los profesionales sanitarios es evitar cualquier cosa que haga daño a sus pacientes. Sus declaraciones crean una alarma social sobre falsos riesgos de la lactancia y perpetúan la creencia de que la leche de fórmula es un sustituto seguro y sin riesgos... Y eso hace mucho daño y lo seguirá haciendo
- a nivel individual: llegando a casos extremos como el de una madre haitiana que alimentaba a su hijo con un refresco azucarado rebajado con agua porque la habían dicho que su leche era de mala calidad.
- a nivel social: ya que declaraciones de este tipo hacen que las clases menos favorecidas (las que tienen menos acceso a la información y a la educación) se crean estos titulares a pies juntillas y decidan no amamantar, un hecho que contribuye a perpetuar la desigualdad por esos riesgos que comentábamos antes y por el hecho de que estas madres con trabajos precarios tendrán que faltar más a trabajar para atender a unos niños con mayor riesgo de enfermedad.
- y poniendo en peligro los derechos de los niños: porque la lactancia materna es un derecho humano y negar los beneficios de la leche materna o poner en duda la capacidad de las mujeres de amamantar es una violación de los derechos humanos y pone en riesgo la salud de cientos de niños.
Cuando llegué a casa, leí la noticia original y la oleada de indignación que había creado en la red. Entre otras cosas, a muchas "internautas" les llamaba poderosamente la atención uno de los logotipos destacados en la web del colectivo que había lanzado la alarma por primera vez. ¿Adivinas cuál?
En fin, que no sé si La Sexta dio al final la noticia o no, pero tengo constancia de que no fui la única persona que intentó sacar de su error a esta periodista en concreto al respecto.
En cuanto a la noticia original y al colectivo de enfermeras que fue su origen, alabo sus fines pero me resulta imposible justificar sus medios. Su objetivo de buscar más recursos para apoyar a las madres y familias en riesgo de desnutrición ha acabado convirtiéndolas en un titular llamativo que hace olvidar su objetivo prioritario.
Y, para terminar optimistamente, en las mismas redes sociales, al poco de empezar a propagarse la noticia, surgió el testimonio de una mujer que trabajaba en los servicios sociales de una localidad catalana donde habían instaurado la buena práctica de ofrecer a las madres que solicitaban leche de fórmula una cita con una asesora de lactancia. De este modo, se podía evaluar la necesidad real de suplementar o alimentar con fórmula y, además, ofrecer a esa madre el apoyo e información necesarios para establecer su lactancia, solucionar problemas y desterrar mitos.