Lactancia y fitoterapia

Por 1maternidad_diferente

Se me acumulan los temas de los que quiero escribir y cuando parece que tengo dos minutos seguidos, aparecen tres o cuatro más con prisa y urgencia. Este es uno de esos temas "urgentes". No es que corra peligro de vida o muerte el hecho de que escriba o no sobre el tema, sino tal vez el hecho de quitármelo de la cabeza en plan "desahogo" y permitirme el seguir adelante con mi rumbo blogueril.

En fin, que el viernes pasado ofrecí una charla sobre Baby-Led Weaning (BLW) a través de la Asociación Besos y Brazos de Navalcarnero (Madrid). No es que yo sea enfermera, pediatra o similar, sino que la ofrecí desde mi modesta situación como madre que ha practicado el método, que ha leído el libro de Gill Rapley en el que se basa el mismo y que ha traducido (con mayor o menor éxito) un par de documentos sobre BLW que podéis encontrar enlazados en varios lugares de esta página.

En fin, que la charla fue amena, transcurrió muy bien, los enanos se lo pasaron genial jugando unos con otros y los papás resolviendo dudas y aportando un poco entre todos lo que sabíamos de este método más respetuoso de introducir la alimentación complementaria.

Alimentos que producen leche
Al final hicimos una ronda de preguntas y era inevitable resolver también alguna duda sobre lactancia. Una mamá me preguntó sobre si se tenía que seguir tomando el Natalben (o cualquier otro de estos suplementos que nos mandan en el embarazo para engrosar la cuenta de resultados de alguna farmaceútica y el rappel de algún ginecólogo) y le respondí que no, que soloyodo (no muy sorprendentemente, había más de una madre lactante que no tomaba suplemento de yodo... todavía).

Luego me comentó que también estaba tomando alfalfa. Que se lo habían recetado durante el embarazo por anemía, para contribuir a fijar bien el suplemento de hierro que también le habían recetado. Y que le habían dicho que se lo siguiera tomando para la subida de la leche.

Ojiplática me quedé. En primer lugar porque era la primera vez que oía hablar de las propiedades de la alfalfa para "fijar" el hierro. En lo que he podido leer sobre el tema me había forjado la opinión de que había nutrientes que facilitan la asimilación del hierro (como la vitamina C) y otros que interfieren con su absorción (como el té), pero nunca había leído sobre alimentos que ayudaran a "fijar" el hierro.

Le comenté el tema de la recomendación de la Asociación Española de Pediatría de suplementar con . Le aseguré que no hay alimentos que hagan que las mujeres produzcamos más leche y le dije que, con respecto a la alfalfa, yo le recomendaría que la dejara de tomar, puesto que no había necesidad por el tema de la lactancia, pero que, en cualquier caso, lo consultara en www.e-lactancia.org.

Medicamentos y plantas
El caso es que ayer, cuando me planté ante el ordenador, me acordé y busqué en la mencionada web la alfalfa y cuál fue mi sorpresa (bueno, no tanta que ya había oído hablar de que podía haber problemas con los "remedios naturales") al descubrir que la alfalfa está calificada como "Riesgo 2" (producto "poco seguro" y "completamente prescindible", para más señas).

Obviamente, enseguida me puse en contacto con las personas que podrían alertar a esa madre sobre el tema de la alfalfa y, defectos que tiene una, me puse a buscar información sobre "remedios naturales" o "fitoterapia" y lactancia.

Contrastar información
Lo primero que descubrí es la cantidad de información poco contrastada que uno puede encontrar cuando busca "fitoterpia+lactancia" en Google. Podéis probar vosotros mismos, pero uno de los primeros resultados es el de la web Botanical Online, en el que afirman que:

" se llaman plantas galactagogas aquellas que contienen propiedades similares a los estrógenos femeninos, por lo que estimulan las glándulas mamarias incrementando la producción de leche en las madres que amamantan con su pech o"

¡¡¡Meeec!!! ¡¡¡Error!!! Los estrógenos tienen un papel fundamental en la formación de las glándulas mamarias durante la adolescencia y, precisamente, durante el embarazo, los altos niveles de progesterona y estrógenos impiden la producción de leche (y por eso la placenta retenida puede ser una causa de hipogalactia). Pero es que, además, si durante la lactancia se toma la píldora anticonceptiva normal (basada en un alto contenido de estrógenos) se puede inhibir la secrección de prolactina, con las consiguientes dificultades para la lactancia materna.

Medicinas complementarias y alternativas
En varios de los estudios consultados, se hace alusión a la fitoterapia, acupuntura y otras artes curativas como "medicinas complementarias y alternativas" (MAC). Un artículo presentado en el Congreso Español de Lactancia materna de 2007 (Medicinas alternativas y complementarias y lactancia materna, de J. González de Dios) hace un repaso de estas artes y su aplicación a la lactancia, citando estudios en los que, en el mejor de los casos, la evidencia encontrada es "anedótica" (o sea, nula) y los nulos resultados, en algunos casos, se atribuyen a un tamaño insuficiente de la muestra.

Aunque defiende el uso de las MAC y su aproximación con la medicina tradicional, este autor deja muy claro el extremo que yo quiero ilustrar:

El principio de la prudencia indica que si la planta medicinal no es crítica en la salud de la madre (casi nunca lo será) debe postponerse su ingestión hasta después de la época de lactancia, que es la medida más segura para prevenir cualquier potencial complicación al respecto, lo que no es óbice para que el médico conozco la planta medicinal que toma la mujer y comentar con la madre los beneficios y riesgos que conlleva su ingestión. El consumo moderado de infusiones de plantas habituales es inofensivo durante la lactancia. Sin embargo, su abuso puede ser perjudicial para el lactante o puede disminuir la producción de leche. Algunas plantas contienen productos tóxicos y tomadas en cantidad o tiempo suficiente, podrían dañar al lactante, como la alfalfa, amapola, anís estrellado, anís verde, artemisa, boj, boldo, caulofilo, corenzuelo, efedra, eucalipto, fucus, hinojo, kava, nuez moscada o salvia.
No son aconsejables las mezclas de plantas, así como las de composición y efectos mal conocidos. Hay pocos estudios acerca de la seguridad de las MAC en el período de lactancia, principalmente realizados con la hierba de San Juan (Hypericum perforatum) en la lactancia, dado que es una planta que se ha utilizado a menudo para el tratamiento de la depresión postparto: en un estudio, realizado sobre 33 madres que tomaron la planta medicinal frente a un grupo control de 101 madres sin medicación, se han descritoefectos adversos significativamente más frecuentes en los que tomaban la hierba de San Juan (dos niños con "cólicos", dos con "somonolencia" y uno con "letargia"); en otros estudio, se encuentran bajas concentraciones de los principios activos de la planta (hipericina e hiperforina) y ausencia de efectos adversos en la madre y el hijo a corto plazo, constatándose en el estudio la necesidad de estudios a largo plazo.

Dignificar las MAC
Y lo que yo quiero ilustrar no es ni más ni menos la indignación que me produce el hecho de que algunos profesionales se tomen a la ligera la recomendación del uso de plantas. Si estas son usadas por sus propiedades terapeúticas, al fin y al cabo, se las está considerando como una medicina y como tal deberían tratarla, tomando en consideración sus efectos adversos y contraindicaciones... Pero hay un falso sentimiento de seguridad en el que parece que "lo natural" es inócuo e infensivo (y a la vez cura, ¡qué contradicción!).

Pues no, los remedios naturales, la fitoterapia, el abuso de infusiones (no hablan en ningún momento de las famosas cápsulas con el principio activo "concentrado", que es como las venden), tienen efectos adversos y pueden ser perjudiciales para la salud de la madre y para la salud del bebé al que están amamantando.

Además, el hecho de vender una hierba que "aumenta la leche" no hace más que perpetuar el mito de que "algunas mujeres tienen poca leche", fomentando la inseguridad de las madres, que no se sienten capacitadas para alimentar con éxito a sus hijos y tienen que recurrir a "ayudas milagrosas". Si se vende una hierba que "cura las grietas", la madre que recurra a ella tal vez arregle el síntoma (las grietas), pero no podrá arreglar el problema de fondo (mala posición, frenillo, agarre incorrecto, etc.).

No voy a entrar en si estoy a favor o en contra de las MAC, lo que sí digo alto y claro es que si se quieren dignificar las MAC se tienen que tratar como eso, como medicinas: realizando estudios sobre la cantidad de principio activo necesario para tratar un problema determinado, documentando con estudios contrastados los efectos de las plantas, teniendo en consideración todas las circunstancias de la persona que las va a tomar, sus efectos secundarios indeseados, sus interacciones con otros principios activos (ya sean medicinales o fitoterápicos), etc.


Y el que tenga curiosidad, que se revise el listado completo de productos de fitoterapia en e-lactancia y apueste a ver cuántos compuestos encuentra de Riesgo 0.

Difusión
Al final, este tipo de sucesos lo que hacen es poner en evidencia la necesidad de seguir difundiendo información sobre la lactancia. Si no fuera de creencia popular (incluso entre los profesionales sanitarios) que las madres lactantes no pueden tomar ningún medicamento, tal vez no se recurriría tan alegremente a los "remedios naturales".

Si hubiera suficiente información al respecto, no nos encontraríamos continuamente a madres que no toman suplemento de yodo o que creen que tomando pescado y sal yodada cubren sus necesidades y las de sus hijos.

Si trabajáramos todos a una en la difusión del conocimiento más básico sobre lactancia no habría mujeres que creen que necesitan ayudas externas para tener suficiente leche como para nutrir a sus hijos.

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