En España es prácticamente una desconocida, pero la escritora argentina Selva Almada (Entre Ríos, 1973) ya ha publicado cinco novelas; y la más reciente, Ladrilleros (2013), ha triunfado en su país, donde la ha consolidado como una voz destacada de la nueva literatura hispanoamericana. Este último libro ha sido el elegido para empezar a publicar su obra aquí y es, por tanto, el primero que leo de la autora. En él, Almada recrea el enfrentamiento entre dos cabezas de familia, Oscar Tamai y Elvio Miranda, ladrilleros de profesión y naturales de un pueblo del Litoral argentino en un momento indeterminado de la segunda mitad del siglo XX. La rivalidad entre los hombres se alarga en el tiempo hasta alcanzar a sus hijos, conocidos como Pájaro y Marciano, dos jóvenes que al inicio de la narración yacen tumbados en el suelo, heridos tras la pelea. Con ellos arranca Ladrilleros.
Selva Almada
En suma, aunque el nombre de Selva Almada parezca evocar una poesía de tema tranquilo y apacible, la prosa contundente de esta escritora no entiende de finuras ni sentimentalismos. Sus letras se arrastran por el barro, por la mala vida, la sordidez, los insultos, la violencia; un lugar en el que la vieja ley del más fuerte está a punto de traer consecuencias nefastas para las dos familias. Siempre es un motivo de alegría encontrar a un autor que pone voz a los protagonistas de esta parte de la sociedad, los que representan una de las facetas más ásperas del ser humano; pero, además, la novela resulta interesante por la frescura que el tono de la narración supone para el lector español no habituado a la narrativa hispanoamericana. Ampliar horizontes (literarios) enriquece.