Posiblemente, para muchas personas, incluso ahora que ya ese servicio está pasando a mejor vida, recibir una carta sea tan emotivo o más que lo que para nosotros es abrir nuestra bandeja de correos y encontrarnos plácemes y tarjetas decoradas en los más llamativos colores.
Digo todo esto porque me imagino a Rodger Parkinson, un cartero británico que almacenó 34.000 cartas en su casa para evitar entregarlas por lo que fue condenado a nueve meses de prisión incondicional. Baste decir, como bien contaron los periódicos, que fue necesario un camión para sacarlas.
"En realidad esto me alivia, hacía falta clasificar el correo", declaró Rodger Parkinson a la policía cuando vinieron a detenerlo.
Más clarificador y delictivo apunta el caso del cartero de Murcia que abría las cartas para robar las tarjetas de crédito y cuyo sobresueldo ascendió por ese motivo a más de 43000 euros.
Así resume el hecho un periodista de "La verdad de Murcia", enlace que dejamos abajo por si alguno desea conocer con precisión los detalles de este ladrón de cartas.
"Lo malo del cartero ladrón no es, ni mucho menos, que haya robado a sus víctimas el dinero de sus cuentas, qué maldita la nula gracia que les habrá hecho el atraco a carta cerrada; no, no. Lo peor que ha hecho este sujeto, este funcionario que no nos merecemos, este ladrón pillado por la Policía Nacional con las manos demasiado largas y la cara demasiado dura, es haber intentado robarnos la confianza en los servidores de lo público, en la gente a la que pagamos para que nos hagan la vida más cómoda. Lo peor que ha hecho este capullo ha sido violar nuestra sagrada intimidad."
Fuentes consultadas:
"Insólitas diarias"
"La verdad de Murcia"